martes, octubre 18, 2011

Isaías Medina Angarita


Isaías Medina Angarita

RAFAEL EDUARDO ABREU |  EL UNIVERSAL
miércoles 5 de octubre de 2011  03:26 PM
El pasado 15 de septiembre se conmemoró un año más de la desaparición física del llamado "Soldado de la libertad", el general Isaías Medina Angarita. Este destacado tachirense egresado de las primeras promociones de la Academia Militar de Venezuela y cuyo gobierno estuvo caracterizado por un amplio compás de libertades ciudadanas, fue el impulsor del Plan de Modernización de la Caracas de los años 40, edificando el complejo urbanístico "El Silencio", de la mano de Carlos Raúl Villanueva y Francisco Narváez, obra que aún constituye un icono arquitectónico en pleno centro de la capital.


 Cabe destacar que, durante su gestión gubernamental se desarrolló un clima político de respeto y tolerancia evidenciado en una libertad de expresión sin ningún tipo de restricción, como nunca vista en el período de la llamada "hegemonía andina", la cual se inició con el caudillo de Capacho, Cipriano Castro, seguido de los veintisiete interminables años del benemérito Juan Vicente Gómez y, pasando por el período López Contrerista hasta 1945.


 Con Medina, se crea la Organización de Bienestar Estudiantil OBE -pionera en el país-; se inicia el proceso de cedulación en Venezuela -cuya Institución en la actualidad lleva por nombre Saime-; se concede el voto a la mujer venezolana para elegir concejales, se ponen en vigencia legal tres instrumentos normativos fundamentales para el desarrollo económico, político, social y soberano de la nación como lo fueron la Ley del Impuesto Sobre la Renta la cual le dio fortaleza a la estructura impositiva del Estado; la Ley de Hidrocarburos -para muchos una piedra en el zapato para las trasnacionales que explotaban el "oro negro" en suelo venezolano-; y, la Ley de Reforma Agraria amplia y abiertamente discutida con los diferentes sectores. De igual forma, se crea el Instituto Central de los Seguros Sociales -organismo que posteriormente fue convertido en un barril sin fondo por gobiernos de raigambre adeca y copeyana-; y una política exterior a la altura de los grandes acontecimientos bélicos que azotaban la geografía mundial, llegando a ser el primer presidente venezolano en emprender una gira internacional hacia los países bolivarianos, con un recibimiento caluroso y afectuoso por parte de estos últimos.


 Todo esto sin contar las innumerables obras públicas iniciadas y terminadas en su mayoría tales como embalses, acueductos, carreteras, centros asistenciales (Maternidad Concepción Palacios), centros de enseñanza pedagógica (liceos Andrés Bello y Fermín Toro), la División de Malariología, el Archivo Nacional Histórico, la donación del edificio del Colegio de Ingenieros, la plaza La Concordia y la patriótica recuperación de la Isla de Patos que estuvo por muchos años ilegítimamente bajo bandera británica.


 Ahora bien, vale la pena formular la interrogante del autor venezolano Carlos Alarico en su obra "El Poder Andino": ¿Qué pudo haber pasado para que Medina hubiera tenido como premio a sus esfuerzos el derrocamiento, la cárcel, un juicio por peculado y el destierro? Sobre la base de este planteamiento es preciso recordar las palabras de la escritora nacional Nora Bustamante:"lamentablemente los políticos, funcionarios y militares de la época no estuvieron a la altura del compromiso de reconocer los méritos de un Presidente democrático y abierto a todas las tendencias, porque solo escogieron el camino más acomodaticio y menos noble, el del silencio." A mi modo de ver las cosas, sencillamente se impuso la unidad básica de la historia política venezolana y lo que siempre la ha caracterizado, la intriga palaciega, liderizada por un grupo de políticos oportunistas entre ellos Rómulo Betancourt, quienes al mismo tiempo que apoyaban al candidato de Medina (Diógenes Escalante) conspiraban con el grupo castrense que dio el golpe aquel nefasto 18 de octubre de 1945, que no fue otra cosa que un fraude histórico que daba suntuosa inauguración a una modalidad en Venezuela, la cual no ha cesado ni ha perdido fuerza hasta ahora: La obsesión del golpe de Estado. 
Abogado y Juez Penal 


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