viernes, septiembre 30, 2011

Cine Foro El Cisne Negro

Palabra de Rómulo Betancourt



….”Soy un creyente obstinado de la virtualidad de las ideas democráticas, y 
estoy convencido de que volverán a encarnar en gobiernos nacidos de la 
voluntad colectiva.”
Rómulo Betancourt

30 años de la muerte de Rómulo Betancourt



BETANCOURT Y SU HUELLA


Entender la personalidad del ex presidente Rómulo Betancourt no es algo fácil. En 1972, Nueve años antes de su muerte cuando apenas contaba 57 años de edad y ante las expectativas que creaba su probable aspiración a volver a la Presidencia, decidió retirarse de la escena de la política cotidiana.

Comprendió que el pasado no se borra. Fue un ejemplo en su comprensión de la historia venezolana, pues la conocía, la estudiaba, y eso fue fundamental para su proyección como gran líder popular.





A continuación, lea el editorial publicado en el diario El Nacional este jueves:



Se cumplieron ayer 30 años de la muerte de Rómulo Betancourt, ocurrida en Nueva York el 28 de septiembre de 1981. Para un país que cultiva poco la memoria histórica es fundamental volver los ojos a quienes jugaron papeles de significación en nuestro proceso de pueblo. En el caso de quien ejerció tan notable influencia como Betancourt, vale la pena anotar ciertos hechos de su vida política que contribuyen a comprender su personalidad.

Nueve años antes de su muerte, en 1972, cuando apenas contaba 57 años de edad y ante las expectativas que creaba su probable aspiración a volver a la Presidencia, decidió retirarse de la escena de la política cotidiana.

No fue un gesto banal ni simbólico o de resignación, porque tenía todas las de ganar como jefe del partido mayoritario. Prefirió ocupar otra posición, la de contribuir en lo posible a despejar el horizonte del país en momentos que demandaban decisiones de gran conocimiento y ponderación, como por ejemplo la nacionalización de la industria petrolera.

Su intervención en el Senado contribuyó a darle claridad al debate y a señalar el rumbo equilibrado que propició una transición ejemplar. Había trascurrido más de medio siglo de explotación petrolera bajo la responsabilidad casi exclusiva de las grandes compañías trasnacionales y, como es obvio, se requería equilibrio y voluntad para llevarlo adelante.

Para las nuevas generaciones, el conocimiento de la historia del país es fundamental. No se trata de idealizar ni denostar del pasado, sino de conocerlo. Abundan los que prefieren falsificarlo, ignorarlo, como si no hubiera existido y como si la historia estuviera comenzando con ellos. Nada más ingenuo.

Desde joven, Betancourt comprendió que el pasado no se borra. Que se analiza y se señalan sus logros o sus errores, porque la misión del político democrático es avanzar y no rendirse en el Muro de los Lamentos.

El difundido complejo que nos lleva a malinterpretar el pasado no nos permite comprender el presente ni ver con confianza el futuro. Un dictador portugués quiso justificar la censura del pasado con el alegato de que "los pueblos felices no tienen historia".

Era una tontería, pero sonaba bien y complacía al personaje. Betancourt fue un ejemplo en su comprensión de la historia venezolana. La conocía, la estudiaba, y eso fue fundamental para su proyección como gran líder popular.

Frente a una figura de tan prolongada influencia en la política venezolana ¬desde el gran movimiento de la Semana del Estudiante en 1928, desde su regreso del exilio a la muerte de Juan Vicente Gómez en 1936, su papel en la crisis de octubre de 1945 o su ejercicio de la Presidencia de la República¬ nada más pertinente que el estudio de su legado. Afortunadamente, entre sus pasiones dominantes estuvo la valoración del documento y su conservación. Gracias a ello dejó a los venezolanos uno de las archivos más importantes del siglo XX.



http://el-nacional.com/noticia/2969/16/Betancourt-y-su-huella.html


http://es.wikipedia.org/wiki/R%C3%B3mulo_Betancourt


http://www.fundacionromulobetancourt.com/


http://fundacionromulobetancourt.com/images/pdf/carrera_damas-%20romulo_historico-%2022-2-2011.pdf

jueves, septiembre 29, 2011

Imagine - John Lennon



A una mujer inolvidable de ojos verdes


Vaya y recuerde que la amo
tenga presente que me hace falta saber de su mirada/
de sus latidos/
de su respiro/
que cada vez que se ausenta
el alma deja mi cuerpo  y se va detrás de ese vaivén mediterráneo de sus caderas
vaya y recuerde que la quiero alegre / risueña
impregnando al mundo de esa  esencia femenina que usted irradia
recuerde/
siempre recuerde/
que la amé desde el principio/
desde que mis ojos advirtieron la dulzura en sus pupilas
desde que aprendí a diferenciar el timbre de su voz
desde que advertí la belleza de sus pies
desde que aprendí a sumergirme en la inmensidad de su sonrisa
desde que comprendí que necesitaba el abrigo de sus abrazos
vaya y recuerde que la amo
a pesar de mis olvidos
de mis descuidos
recuerde/
siempre recuerde/
que yo la amo


 © Leonardo Melero (2011)

lunes, septiembre 26, 2011

Curiosa entrevista a la Ministro de Educación


ENTREVISTA | MARYANN HANSON, MINISTRA PARA LA EDUCACIÓN

"La educación debe reproducir la ideología del Estado socialista"

"En Primaria, según la proyección, pareciera que se ha incrementado la matrícula" "Queremos un sujeto social capaz de reflexionar, de criticar, de crear y la Colección Bicentenaria propician esto" MARYANN HANSON





MARÍA LILIBETH DA CORTE |  EL UNIVERSAL
domingo 25 de septiembre de 2011  12:00 AM
Aunque reconoce algunas fallas, con vehemencia defiende los logros en el área educativa. Cree firmemente que "nadie estaba conforme, ni siquiera los criticones de oficios" con el sistema educativo. Desde su despacho ubicado en la esquina de Salas, Maryann Hanson, ministra para la Educación, asegura que "no tiene nada que ocultar" sobre las cifras que arroja la matricula escolar. 

Ajetreada con el inicio de las clases, en la mañana había inaugurado la Unidad Educativa "Cacique Tiuna", en La Rinconada, donde entregó computadoras Canaima y la Colección Bicentenaria, hace un alto para responder a quienes critican la calidad de los libros y hablar sobre su gestión. A Hanson la acompañan Maigualida Pinto, directora de Currículo y responsable de los contenidos de los textos y Franklin Albarrán, coordinador de logística de su distribución. 

"Queremos es un sujeto social capaz de reflexionar, de criticar, de crear, de explorar y los libros propician esto. No propiciamos el pensamiento reflexivo mecánico, que es reproducir un contenido, memorístico, libresco, nosotros estamos propiciando a través de estos libros la creatividad y el pensamiento crítico reflexivo", alega la funcionaria, al resaltar que los contenidos de los libros y las Canaimas fueron hechos por talento venezolano. 

-Al inicio del año escolar cuál es su balance, tomando en cuenta que hay sectores, como la Fundación Arturo Uslar Pietri, que denuncian caída de la matrícula y deserción alarmante? 

-Justamente trabajamos con las proyecciones de las encuesta por hogar y realmente las proyecciones que hacemos son lo más cerca de lo que el Instituto Nacional de estadísticas (INE) ha ido estableciendo, por lo que no entiendo de dónde sale esa información. 

-¿Cuáles son sus cifras? 

-En educación primaria pareciera que se ha incrementado la matrícula, porque tenemos las aulas llenas con los 38 alumnos máximos que tenemos la posibilidad de incorporar. Lo que estamos observando, no te lo puedo decir científicamente en este momento, es que hay un incremento, hay un impacto con el anuncio de la entrega de los textos, pareciera que hay un incremento de la matrícula de primaria. Estamos entregando 12 millones de libros, más los 7.500.000 cuadernos de la Colección Bicentenaria. 

-¿De dónde salen las cifras que maneja la Fundación? 

-La proyección de este año, no significa que sea la matrícula total, porque consolidamos matrícula en enero de 2012, pues hasta diciembre inscribimos niños e inclusive hasta abril hay cambios de niños de un plantel a otro, es un poquito menor, porque el crecimiento de la población se ha desacelerado. El número de miembros por hogar ahora es menor que hace algunos años, por lo que hemos observado en el informe preliminar del INE. Si el crecimiento poblacional se ha desacelerado, entonces tenemos que hay menos niños para incorporarse al sistema escolar. 

-¿Hay sectores que dicen que la educación debería declararse en emergencia? 

-Esa es una exageración. Para mí no existe una situación de emergencia. No tenemos necesidad de decir mentiras ¿Para qué? Maquillar cifras se hizo en el pasado, pero nosotros no lo vamos a hacer 

-¿Y que dicen sus cifras? 

-Que el ritmo de crecimiento de la matrícula escolar es el ritmo de crecimiento que debe tener. Por ejemplo, al cierre del año escolar el índice de deserción y de repitencia ha bajado significativamente. La matrícula escolar tiene un ritmo de crecimiento, de acuerdo a como crece la población. Nosotros bajamos la deserción que en 1998-99 estaba en 6,8% y ahorita la tenemos en 1,4%. ¿Qué significa esto? Que la gran mayoría de los niños que ingresan al sistema escolar se gradúan en educación primaria. Y el índice de repitencia también ha bajado. De un promedio del 7% aproximadamente ha bajado al 3,5%. 

-¿Denuncian que 40% de los alumnos no terminaron bachillerato? 

-En bachillerato la cifras de deserción en los años 90 fue de un 17, 6% si haces un promedio entre 17, 6 y 12% en los años 98-99 eso te da un 14,5% y la deserción está en este momento en un 7,7% en educación media y la repitencia bajó de un 11% a un 5,9%. 

-¿Cuál es la proyección de la matrícula en 2011-12? 

-En primaria 3.401.067 alumnos, en la educación media 2.264.519 eso entre la educación oficial y privada. En la oficial, entre primaria y media, 6.099.107 y en la privada 1.655.541. La matrícula total es de 7.754.648 alumnos. Tenemos 28.961 instituciones educativas y el Ministerio de Educación maneja casi 21 mil escuelas.

-Hay quienes señalan deficiencia en los textos de la Colección Bicentenaria 

-¿La crítica de dónde viene? De los editorialistas. Algunos dicen que falta explicación sobre los huesos o músculos. A los niños en el pasado los ponían a aprenderse de memoria los nombres de los músculos y los huesos. En el sistema escolar bolivariano no podemos promover un pensamiento receptivo mecánico, sino memorístico, reproductivo. Promovemos un pensamiento crítico reflexivo y por supuesto para la transformación de la realidad social, del entorno, de la cotidianidad. Entonces no tenemos necesidad de poner a los muchachos a memorizar, el humero, el radio, el fémur, etc. 

Maigualida Pinto: Estamos dejando a un lado los famosos currículos concentrados en el contenido y en la disciplina y trabajamos fundamentalmente en el desarrollo de las estrategias que le permita al estudiante, respetando su propio ritmo y desarrollo, el construir nociones, conceptos que interactúen con su realidad y le permitan encontrarse con el mundo. Además los libros no pueden ser el único recurso para el aprendizaje. El aula debe contar con las Bibliotecas y las Canaimas. 

Maryann Hanson: Hay una crítica que me dio hasta risa. El contenido político de los libros, que si la Canaima la entregó el Presidente. Yo me pregunto por qué vamos a ignorar la historia inmediata. Hay una historia que existe. 

-Esto de reconocer la historia inmediata es decirle al niño que Chávez le entregó libros, computadoras. 

-Te pregunto ¿Por qué no? ¿Cuál es el problema si eso está ocurriendo? Eso es un proyecto del Presidente ¿Por qué no se lo vas a decir? ¿Por qué se lo tienes que ocultar? 

-Para algunos sectores eso es ideologizar... 

-Sabemos y todo el mundo sabe que la educación es el aparato de reproducción del Estado. Nosotros estamos intentando crear un Estado socialista y tenemos que reproducir la ideología de un Estado socialista. Más sin embargo en esto hemos sido tímidos y respetuosos además, porque creemos en el diálogo, en el intercambio de saberes y no negamos el conocimiento universal. Pero también reconocemos el conocimiento popular, el conocimiento inmediato, la historia inmediata, la diversidad, la multidiversidad. Entonces yo me pregunto ¿Por qué no? Ah porque no le conviene algunos. Ya eso es problema de los intereses.
 

-¿Cómo crear este Estado socialista a través de la educación? 

-Mira a través de los valores del socialismo que son superiores a los del capitalismo. El capitalismo se sustenta en el egoísmo, mientras que el socialismo fomenta la solidaridad, la cooperación y la colaboración. El capitalismo te fomenta el antivalor de la competencia perfecta, es decir quítate tu para ponerme yo. Yo estoy por encima de ti y si te paso por encima no me importa. Es el valor de la acumulación, nosotros queremos vivir en paz con la naturaleza, protegiéndola porque nos vamos a quedar sin ella. 

-¿Eso no es darle la razón a quienes aseguran que usarán la educación para ideologizar a los niños? 

-No hay ningún Estado que no lo haga. El Estado capitalista ha sido absolutamente eficiente en la creación del Estado capitalista. Que se naturalizó, es lo que llaman los teóricos de la construcción simbólica de la realidad social naturalización de los contenidos, del conocimiento y de la institucionalidad. 

-Hay quienes critican que usted al inaugurar una escuela diga expresiones como ¡pa'lante comandante! 

-Pero es que los niños lo dicen sin que uno lo diga. Hoy no dijimos nada en Cacique Tiuna y los niños lo dijeron. 

-¿Eso no es ideologización? 

-Es un sentir. Es una emoción, un afecto de los niños. La escuela no puede estar desvinculada a la realidad. Eso lo oye el en su casa y lo repite. 

-¿Para quienes no siguen al chavismo y están en las escuelas oficiales? 

-No les imponemos nada. Cada niño con su padre tiene la plena libertad de pensar lo que quiera pensar. ¿Ahora el niño que lo dice le vamos a prohibir que lo diga? No verdad, esa es su emoción. 

-¿Garantizan a estos padres que en la escuela no se le va a inculcar al niño una ideología? 

-Obviamente está garantizado. Eso es una decisión y una opción de cada padre con su niño, de cada niño. A veces la escuela marca. Hay hijos de padres chavistas que van a un colegio privado y los niños no quieren a Chávez, porque les dicen de todo. Puede suceder lo contrario. Eso no ocurre, porque este magisterio está en un proceso de reflexión.


Reconoce que existen problemas en la infraestructura escolar pública. "Eso no lo vamos a negar, pero tú te vas a algunas gobernaciones que tienen un número de escuelas que no es tan importante y también tienen problemas. El gobernador de Miranda (Henrique Capriles, de Primero Justicia), me estaba retando, que me iba a enseñar a hacer escuelas. No acepto retos, porque aquí no estamos en una competencia. Ellos tienen 694 escuelas y te apuesto que más que el 50% no están en condiciones óptimas". 

Refuta a los que afirman que sólo ha reparado 600 escuelas de las más de 21 mil que maneja su despacho. "Hasta 2010 habían 554 nuevas construcciones y en 2011 hemos inaugurado 30 más. También se han hecho rehabilitaciones". 

"Eso no es verdad", responde a quienes aseguran que la infraestructura escolar está en ruinas. "Si estuviera en ruinas no tuviéramos la cantidad de niños que tenemos". M
LD


http://www.eluniversal.com/2011/09/25/privados-deberian-estar-a-tono.shtml







PRIVADOS DEBERÍAN ESTAR A TONO

  EL UNIVERSAL
domingo 25 de septiembre de 2011  12:00 AM
"No me gustan las generalizaciones, pero la educación privada debería ponerse a tono con lo que estamos planteando en el Currículo Bolivariano", señala la ministra de Educación Maryann Hanson, quien agrega: "No puedo entrar en detalles, pero podríamos decir que es una educación que muchas veces está desfasada. A veces te pones a analizar la infraestructura de algunos planteles privados y ves que no es la más adecuada. Yo conozco un señor que es líder de la Cámara de la Educación Privada y su colegio tiene techo de zinc. ¿Entonces de qué hablamos? Algunos tienen profesores subpagados, no estoy hablando de todos los planteles privados (...) pero la mayoría no responden a los estándares de calidad en infraestructura". 


viernes, septiembre 23, 2011

La desnudez del loco




LA DESNUDEZ DEL LOCO



A Jean-Marc Tauszik


(...) El Señor Dios llamó al hombre -¿Dónde estás? Él contestó: -Te oí en el jardín, me entró miedo porque estaba desnudo (...) Y el Señor Dios le replicó: -Y ¿quién te ha dicho que estabas desnudo? (Gen 3, 9-11)


1
La hora de bañarse era a las doce.

Bajo la ducha todos, uno a uno.

Las paredes: amarillentas, desteñidas.

El sol del mediodía en las ventanas.

Atrás dejábamos el patio, los árboles inmóviles y el rotundo imperio de la luz de agosto.

Nos desvestíamos con prisa (El enfermero conminaba a hacerlo de ese modo).

Juntos y desnudos ante los cuatro grifos de los que brotaba la ancestral terapia aplicable en estos casos: agua fría.

Llegábamos en grupos hasta el baño, desamparada fraternidad de cuerpos, goteantes carnes, en la mitad del mundo -porque estar allí era una cósmica intemperie, la orfandad meridiana y absoluta:
verse a sí mismo, desnudo ante los otros, desnudos también ellos, devolviéndonos a la solar ingrimitud de ser un cuerpo parado allí frente a los ojos del escrutinio ajeno, sin la sombra bienhechora y cobijante del pudor:
sólo desnudo como el Adán culpable con la conciencia súbita de estarlo en la desolación panóptica del día, justo en el eje de las doce en punto.

Sí, el sol en las ventanas también era un ojo coherente y vertical:
la mirada de Dios, omnividente, de la que deseábamos huir, sólo escapar para no sentir la vergüenza de ser vistos siempre desnudos, con el sudor manante.

Y el agua de la ducha va cayendo sobre la desnudez flagrante y compartida y no aminora el ardor de ese Ojo vivo clavado en la pulpa de ser hombre, ese sol sin párpados brillando sobre la piel empapada por el chorro de un gran incendio líquido.

Nuestros pies chapotean en los pozos que las grietas del piso hacen aflorar en torno a ellos y un asco en flor asciende hasta la boca:
náusea del agua corrompida que pisamos, de esos viscosos charcos, de la humedad pringosa, del olor a orina, de las losas sucias, asco de tanto desamparo genital en el centro nítido del cuerpo mientras el paranoico estupor del mundo permanece acribillado de ojos y más ojos dentro de la totalidad de la canícula.

Íbamos por fin saliendo, unos tras otros.

Cabeceaban los árboles. Agosto refulgía, preciso, en la luz densa que gravitaba alrededor del patio.

El almuerzo aguardaba (la comida era tomada con las manos: los cubiertos podían significar intentos de suicidio).

Y esa ración de cárcel en los dedos venía a ser otra manera, avergonzada, de ser siempre observados -ahora ridículos, asiendo un puñado de arroz con la torpeza del que no se habitúa a comerlo de ese modo-, en cada bocado masticando el pánico desnudo de Adán a mediodía que en el baño fue certeza sensorial, clarividencia.


2
Pero él no quería bañarse a la hora en que todos debíamos hacerlo. Deseaba estar bajo la ducha de acuerdo a un horario personal, imprevisible: por la mañana o por la tarde, no a las doce. ¿Cuáles motivos conducían a ese raro deseo que implicaba automáticamente indisciplina, una heterodoxia de hábitos violentando el código impuesto, normativo?

Quizá era la necesidad, la urgencia de escapar, a tiempo y a destiempo, de aquel Ojo calcinante ante el cual todos estábamos desnudos, de refrescar con el ímpetu del agua esa fiebre atroz que exponía nuestra íngrima vergüenza a la mirada de los otros, del Otro único y múltiple oteándonos allí, en caliente, escudriñándonos, examinándonos. Acaso era el llamado a sentirse permanentemente higiénico, limpio de cualquier contaminación corporal en la cual se proyectara la puntual acechanza de la culpa, la de ser -y no sólo la de estar sucio. Tal vez quería bañarse a solas, alejado de la promiscua convergencia que nos reunía a los demás alrededor del chorro, de aquel hacinamiento donde toda la privada, la íntima percepción que tiene el cuerpo de sí mismo era abolida y sacrificada al mero hecho animal de estar no ya juntos sino yuxtapuestos como en la horda y el rebaño. ¿O ese anhelo de baño no sujeto a reglamentos consistía en el ansia de instaurar un espacio individual, oxigenadamente libre -estar desnudo en medio del agua guarda también un sentido de libertad física, plena- dentro del cual la convención, lo estatuido y la costumbre se amoldaran a los dictados vivaces del cuerpo, y no éstos a ellos, penetrando, así, en una autonomía, en una independencia insólitas?

Al enfermero le disgustó esa conducta al margen de las reglas. Blandiendo con la mano derecha el rejo que utilizaba para rubricar gestualmente su autoridad entre nosotros, una mañana sacó al muchacho -desnudo, por supuesto- de su baño personal y lo condujo al calabozo (porque había en ese caserón un calabozo) y lo encerró allí durante horas. Siempre me he preguntado lo que ese compañero sentiría en aquella habitación hedionda, sin un mueble, en medio de los muros húmedos, sentado o acostado sobre el cemento helado, mirando la desleída claridad que se apelmazaba sin gracia en los cristales de un alto tragaluz, único contacto posible con el sol que, afuera, festejaba al patio, y con el viento matutino, y con el cielo absurdamente remoto a esa hora del día. Estaba desnudo el prisionero.


Otra desnudez, distinta a la buscada para lavar el propio cuerpo en el agua lustral, bajo la ducha, le era ahora ofrecida dentro de aquel calabozo: la de estar sin abrigo en la gélida humedad, y la de estar excluido, siendo un réprobo.


3
Un joven lo iba siguiendo, cubierto tan sólo con una sábana. Le echaron mano, pero él, soltando la sábana, se escapó desnudo. (Mc 14, 50-52)

Nosotros, desnudos, en el baño -el baño era el resumen convergente de toda nuestra vida en esa casa y el muchacho desnudo en su prisión éramos y aún somos aquel hombre que Marcos infiltra, subrepticio, en el Getsemaní de entonces y de ahora.

¿Quién era aquel joven que seguía a Jesús con la carne lunar cubierta apenas por el único ropaje de una sábana en esa noche de sudor de sangre, de inescuchada súplica, de la traición del beso, de antorchas y grupos, túnicas y espadas, rumor de pasos entre la maleza, amontonadas sombras al acecho, humillación y arresto y, al final, los tercos gallos del amanecer?
¿Qué pasión inaudita puede conducir a alguien a salir hacia el oprobio y la amenaza, bajo la indiferencia universal de las estrellas con sólo una íngrima sábana por ropa?
¿No había fiebre en la mente de ese joven?
¿No obedecía su presencia allí, y su atavío, a una conciencia distinta a la ordinaria, a una visión de Jesús que no cabía en el tácito régimen oficial: lo acostumbrado?
Marcos señala, con exactitud, que lo seguía.

Seguía, pues, a Jesús como un discípulo, como lo hacían algunos en su patria, como hay que hacerlo ahora, un día tras otro.

Un discípulo era, iluminado por un ardor mental que lo llevaba a exponerse al peligro, a trastocar los hábitos -incluso el de vestirse como todos-, a autoexiliarse del lugar común del que la razón colectiva se alimenta para entregarse -únicamente con su sábanaal subterráneo, rebelde axioma del Proscrito, a la réproba lógica del envés, la cara oculta de lo real visto y vivido a la inversa, a contrapelo.

Eso significaba, para él, ser un discípulo.

Y eso significa todavía.

Se escapó desnudo. Sólo desnudo podía huir de la muchedumbre ávida de sangre, la soldadesca insomne, la confusión de voces y de gritos, los empujones, los insultos, huir de la hora societaria de la ley buscando al Transgresor, al Reo de siempre.

Su desnudez fue momentánea libertad para escapar de la gregaria trama que necesitaba a su víctima expiatoria, al señalado eterno con la culpa de no ser como todos: el distinto.

Pero no huía, no, de la Pasión.

Estaba todo él -su presencia en el relato lo confirma- inscrito en la tragedia que la noche del jueves diseñaba para cualquier discípulo del Réprobo:
lo imagino andando ahora desnudo primero al ras de las ortigas que en el monte le laceraban la piel, luego en las calles ante el unánime asombro de vecinos, transeúntes, maldiciendo acaso su impudicia, preguntándose de dónde vendría sin ropas a esas horas.

Su desnudez era observada, escudriñada con curiosidad objetante, minuciosa.

¿Qué sintió, desnudo, al llegar a su cuarto y pensar en la casa de Caifás, llena de gente?
Quizá escuchó él también el canto de los gallos en la vergüenza núbil de la aurora.

Nosotros todos éramos y somos aquel evangélico muchacho:
las doce del día bajo la regadera y la mañana en el calabozo configuran una única noche detenida, un mismo Getsemaní agónico.

Éramos y somos, como él, aquellos afiebrados buscadores de lo que no se nos ha perdido, los perpetuos perplejos ante lo real, que para los demás es únicamente sólito -una simple magnitud de la costumbre-, los que, merced a un privilegio padeciente, ven al mundo al revés, al colectivo desde una periferia contumaz, al hombre con el virgen sobresalto del asombro, al universo entero girando en el pavor del primer ser humano frente al fuego o la exclamación de una llanura oceánica (vivimos de atávicos terrores que los otros se escamotean a sí mismos, para estar a salvo de la estupefacción del firmamento sobre el inmóvil Jardín de los Olivos).

No, nunca fue fácil vivir para nosotros.

Llenos de nuestro metafísico estupor, nuestra disonancia ante la Ley, nuestra subversión vocacional, nuestra manera tangencial, oblicua, de ser miembros de la especie, nuestro seguimiento metafórico -cubiertos por una única sábana precaria en las alucinaciones, el delirio, la depresión, las fobias, la manía de Aquél de quien se habló de esta manera:
está loco de atar, ¿por qué lo escuchan? (Jn 10, 20) y más cruelmente todavía:
sus parientes fueron a echarle mano, porque se decía que no estaba en sus cabales (Mc 3, 21) -La locura como metáfora e imagen del seguimiento de Jesús:
pues la sabiduría de este mundo es locura para Dios (1 Cor 3, 19) Un modo inconsciente de seguirlo que puede convertirse en voluntario si uno toma conciencia de la gracia que ha sido recibir la enfermedad como invitación a vivir de otra manera, con temor y temblor ante el milagro de existir todos los días, bajo el cielo.

Y desnudos. Estamos desnudos, como el joven, en el baño o en mitad del calabozo escapados, desnudos del uso compartido de la razón social que exige víctimas y clava, desnudo, en el madero al que por ser diferente carga todas las culpas de los que son iguales al rasero común, a la horma idéntica.

La locura es aquella desnudez a través de la cual nos escapamos de la cotidianidad de esa razón legislativa que fabrica, marginándolos, a los parias, los manchados, los impuros -Fue el loco Rey Lear quien, por serlo, pudo sentenciar ante un Edgar confidente desde la desolada majestad de su delirio:
Nadie es culpable, nadie, digo que nadie: yo seré su fiador La locura como inocencia absolutoria que desviste a los hombres de sus culpas.


4
Pero esa desnudez libérrima conoce la paradoja de ser también la otra, la propia desnudez ya percibida como maldición al ser examinada por los ojos de los otros, por la pupila del Otro frente a la cual nos desprotege ese mismo estar desnudos, observados por la visión ajena que se llaga en la conciencia de sí, hasta su médula.

Y el desnudo al que ya no le importaba el cómodo ropaje de la sujeción busca ahora, desesperadamente, ser vestido por la aprobación de esa mirada que lo escarba, esclavizándolo.

Las dos desnudeces se entrelazan dentro del cuerpo único del loco.

Y me pregunto si acaso la salud, la sola curación posible y deseable que no aportan ni aprontan sanatorios con sus multitudinarios baños de agua fría y calabozos para el deseo disidente (¿Pensé, estando allí, en Auschwitz, en Dachau?) consiste en romper la trama inextricable que confunde la una con la otra:
la libertad desnuda de Adán en el Jardín y esa misma desnudez ya avergonzada.




(Armando Rojas Guardia,
Papel Literario, El Nacional, 5 Febrero 2005)