lunes, abril 30, 2007

Un texto de John Lennon



Woman



Woman I can hardly express,


My mixed emotion at my thoughtlessness,


After all I'm forever in your debt,


And woman I will try express,


My inner feelings and thankfullness,


For showing me the meaning of success,


oooh well, well, dorododoo


oooh well, well, dorododoo


Woman I know you understand


The little child inside the man,


Please remember my life is in your hands,


And woman hold me close to your heart,


However, distant don't keep us apart,


After all it is written in the stars,


oooh well, well, dorododoo


oooh well, well, dorododoo


Woman please let me explain,


I never mean(t) to cause you sorrow or pain,


So let me tell you again and again and again,


I love you (yeah, yeah) now and forever,


I love you (yeah, yeah) now and forever,


I love you (yeah, yeah) now and forever,


I love you (yeah, yeah)...





John Lennon

domingo, abril 29, 2007

Un texto de Manuel Vilas y un comentario




Manuel Vilas nació en Barbastro, Huesca, España, en 1962. En la actualidad reside en Zaragoza.



MACDONALD'S


"Estoy en el MacDonald's de la Plaza de España de

[Zaragoza,

haciendo la cola gigantesca,

con los ojos clavados en los carteles de los precios,

el dinero justo en la mano derecha,

billetes arrugados.


Estoy ahora en el piso subterráneo, arriba fue imposible.

Estoy sentado al lado de un niño negro que tiene en su

[mano

una patata amarilla untada de ketchup muy rojo:

Santísima bandera del otro mundo, el niño negro que

[resplandece,

mi hermano ciego.

El niño está solo, no bebe,

no le llega para la Cocacola, sólo patatas.

Sólo patatas, sólo patatas, esa desgracia,

esa soledad idéntica a la mía

no lo entiendes?, sólo le llega para las patatas,

y está sentado, quieto,

en su trono, la negritud y el niño,

en el tron, allá, allá, en ese trono radiante.

MacDonald's siempre está lleno.

Es el mejor restaurante de Zaragoza,

una alegría despedazada nos despedaza el corazón:

Por tres euros te llenan las cajas, de vasos de plástico, de

[bolsas,

de pajitas, de bandejas.

Es el mejor restaurante del mundo.

Es un restaurante comunista.

Rumanos, negros, chilenos, polacos, cubanos, yo mismo,

aquí estamos, abajo, al lado de un muñeco,

al lado de un cartel que dice "I'm lovin' it".

Tengo una bota encima de un

[charco

de un helado de nata deshecho. Miro la nata comerse el

[tacón de mi bota.

Una nata blanca, despedazada.

Arde el sol sin tiempo, bulle la mano sucia.

A mi lado, un niña de veinte años le dice a un tío de

[diecisiete

que no le importaría hacérselo con él. Con él, con él, un eco

[negro.

Y ríen y tragan patatas fritas.

Y yo trago patatas fritas.

Y dos maricas están enfrente comiéndose

la misma hamburguesa goteante,

cada boca en un extremo, y se manchan y

se muerden.

Y tragan patatas fritas. Y se besan. Y se tocan.

Y se despedazan.

En Londres, en París, en Buenos Aires,

en Moscú, en Tokio,

en Ciudad del Cabo, en Tucson, en Praga,

en Pekín, en Gijón,

somos millones, la tarde harapienta,

el dolor en el cerebro, la comida,

millones en miles de subterráneos esparcidos

por la gran tierra de los hombres.

Estoy en paz aquí con todo: barata la carne, barata la vida,

baratas las patatas.

Me siento Lenin. Soy Lenin, el marica inusitado,

el gran hereje, el loco supremo,

el hijo de la última mano miserable que tocó

el monstruoso corazón del cielo.

Si Lenin volviera, MacDonald's sería el sitio,

el palacio sin luna,

el gueto de las reuniones clandestinas.

Algo importante está sucediendo

en este subterráneo del MacDonald's

de la Plaza de España de Zaragoza,

pero no sé qué es.

No lo sé.

De un momento a otro, vamos a arañar la felicidad:

el niño negro, los novios, el muñeco, la nata en el suelo, mis

[botas.

Botas nuevas, de piel brillante, con la punta afilada en señal

[de muerte.

En MacDonald's, allí, allí estamos.

Carne abundante por tres euros."


Manuel Vilas



Un Comentario acerca de Mc Donald´s de Manuel Vilas:
Abstraerse en un Mc Donald´s:


Abstraerse en un Mc Donald´s y atreverse a escribir lo que pasa a alrededor, sólo puede hacerlo alguien brillante, reflejar el contraste de colores y sugerir un análisis socio-político es más talentoso.


Tratar de realizar una antropología de los comensales de Mc Donald´s puede devenir en una labor harto compleja, tratándose de un restaurant global en el que se difuminan las fronteras y todos los que en esa cadena interactúan, se convierten en habitantes de ese mundo fantástico en el que Ronald funge como principal anfitrión.


La descripción del lugar es fenomenal, empezando desde el mismo momento en el que se consulta el cartel de precios - por si acaso un susto - con los billetes en la mano –en la derecha- y señala lo arrugados de los billetes ¿quién tiene los billetes arrugados? Alguien que no tiene billetera, alguien que pasa por un momento interno muy fuerte o ha pasado mucho trabajo para juntar la cantidad necesaria.


Luego, ese juego cromático –que nos recuerda a ratos a Playa Girón de Silvio Rodríguez “hombres negros y rojos”- el cual nos advierte de la precariedad del niño, la grandeza de la ketchup y lo abarrotado del lugar, aunque la soledad campea a su gusto por el restaurante y luego, haber tenido que buscar refugiarse en el subterráneo, como lo llama.


El mejor restaurante, (con sus cuatro principios emblemáticos: calidad, servicio, limpieza y valor) un restaurante comunista, así lo llama Vilas, quizás sea así; aunque parezca paradoja, Quizás sea Ronald y toda la plusvalía que generan sus transacciones las que nos vinculen a esa mala palabra llamada comunismo, donde todos tenemos un menú global, aderezado a veces por localismos culinarios, quizás su sonrisa –la de Ronald- a modo de Monna Lisa y su mano estirada al mejor estilo del tío Sam, no sean expresión de "La Fase Superior del Capitalismo" como la denominó Lenin, sino la aplicación fidedigna del mismísimo "Capital" de Marx.


"¡Cosas veredes, Sancho que no creredes!", decía el Quijote y pareciera que esa comida que podemos encontrar tanto en Oranjestad como en Tel Aviv, pasando por Beijing y Moscú es la viva expresión de un mundo de iguales, donde por poco precio, todos disfrutan de ese menú planificado realizado de manera industrial bajo unos parámetros específicos y todos - los negros, los maricos, los rubios, los pobres, los acaudalados, los empresarios, los comunistas, las meretrices, los bienaventurados, los felices, los infelices, los gordos, los flacos, los bellos, los feos, los sanos, los enfermos - como bien señala el poeta arañamos la felicidad, no importa si nuestras botas se encharcan en un helado de nata deshecho.


Muy buen trabajo el que nos presenta Vilas ¡ojalá tengamos oportunidad de toparnos con él en uno de los resturantes de la corporación y compartir un rico sundae acompañado de unas papitas fritas y una hamburguesa goteante!


Leonardo Melero

Un texto de Armando Rojas Guardia



Armando Rojas Guardia nació en Venezuela en 1949. Es una de las voces fundamentales de la lírica venezolana contemporánea. Poeta y ensayista, es autor, entre otros, de los libros de poesía: Del mismo amor ardiendo (1979); Yo supe de la vieja herida (1985); Poemas de Quebrada de la Virgen (1985); Hacia la noche viva (1989); Antología poética ( 1993); y La nada vigilante (1994); El principio de la incertidumbre (1996); El esplendor y la espera (2000) y Obra Completa (2004) En 1981, fundó el grupo Tráfico.




25


Así como a veces desearíamos
que Karl Marx y Arthur Rimbaud
se hubiesen conocido en una mesa
de algún Café de Londres,
mientras en el agua sorda del Támesis
-ahíta de grumos aceitosos
que flotan entre botellas y colillas
y ropa gris de gente ahogada-
espera el Barco Ebrio, ya sin anclas,
a que el fantasma que recorra Europa
suba también, para zarpar
(Karl, vestido con blue jeans marineros
se despide de Engels en el muelle
y Tahúr hace lo propio con Verlaine
-los sueños insolentes hasta ahora enfundados
en la gorra que usó él mismo en la Comuna);
así como, a estas alturas, quisiéramos
que Hegel, apeado del estrado de su cátedra,
hubiese visitado a Hölderlin un día
en su manicomio oculto de la torre
para escuchar cómo el demente
-sin reconocerlo tal vez en su delirio-
le habla de un viejo amigo de Tubinga
con quien, en mitad de una fiesta adolescente,
bailó una mañana, junto a un árbol
por ellos mismos levantado
(“Libertad”, lo llamarían)
tan fieros y felices como niños orinándose,
con el impudor de los puerros, frente al rey
(en la siesta monocorde del verano,
recordando novias suavísimas de Heidelberg,
los dos compañeros se confiesan:
razón deben pedirle a la locura
su danza irreductible, la inocencia
con que el loco Hiperión, desde su torre,
enseña al profesor de la luz blanca,
la rosa de los vientos del Espíritu,
no termina en el Estado de los Césares,
se burla de las Prusias de los Káiseres);
así querría yo hoy que a William Blake
lo hubiesen dejado predicar un solo día
sobre el púlpito labrado de una iglesia
-la catedral de Westminster, por ejemplo-
en presencia de arzobispos y presbíteros
y de una multitud de feligreses
harta, como todas, de sermones.
Imagino el viento sagrado resonando,
por primera vez, junto a los mármoles,
mientras los cuerpos, desnudados por fin
como a la hora del agua o del amor,
se erizan con el paso del Dios vivo
y tiemblan ante el olor de Cristo el Tigre
devorando las ingles de las almas,
ahora tan intactas, tan ebrias y tan vírgenes
como la de aquel niño canoso viendo ángeles
a la hora en que arde Venus sobre Lambeth
y hasta las prostitutas de Soho profetizan.


miércoles, abril 25, 2007

Un texto de José Agustín Goytisolo


José Agustín Goytisolo (Barcelona, 13 de abril de 1928-19 de marzo de 1999) fue un poeta español de la generación de los 50.


“Poeta nacido en Barcelona el 13 de abril de 1928, de familia burguesa y castellano-hablante, que se vio brutalmente sacudida por la muerte de la madre -Julia Gay- víctima de un bombardeo franquista sobre la ciudad en 1938. El hecho dramático afectó a todos los hijos, pero especialmente a José Agustín, que puso a su hija el nombre de la madre perdida, y que en uno de sus más célebres poemas (musicado y cantado por Paco Ibáñez), Palabras para Julia, une voluntariamente, en amor y deseo, a las dos mujeres.(…)”

“(…) Tuvo una importantísima tarea como traductor de poesía. Poetas italianos, como Pavese. Pero sobre todo poetas catalanes. Sus antologías de poesía catalana contemporánea fueron pioneras para que los castellano-hablantes la conocieran (y muy bien traducida) la poesía moderna de Catalunya.”
Texto bajado de Wikipedia:
"Muy pocos poetas han logrado alcanzar la popularidad y el cariño cosechados por José Agustín Goytisolo. Buena prueba de las simpatías que logró despertar son los numerosos homenajes que se le han dedicado desde su muerte. A él le gustaba relatar que cuando oía a alguien tararear alguno de sus poemas (aquellos que musicaron Rosa León, Mercedes Sosa, Amancio Prada o Paco Ibáñez), disfrutaba preguntándole si sabía de quién era. La mejor respuesta, la que más le satisfacía, era que le contestaran que no tenían autor, que eran de tradición popular... (...)"
Fernando Valls
Texto bajado de:


Palabras para Julia

Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.
Hija mía es mejor vivir con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.
Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.
Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
Un hombre solo una mujer
así tomados de uno en uno
son como polvo no son nada.
Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otros hombres.
Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.
Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.
La vida es bella tu verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor tendrás amigos.
Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.
Hija mía perdóname no sé decirte
nada más pero tú debes comprender
que yo aún estoy en el camino.
Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti, pensando en ti
como ahora pienso.

José Agustín Goytisolo.

Si quieres escuchar la voz del poeta en Palabras para Julia, visita: http://poesias.desdeinter.net/reci0092.htm

martes, abril 24, 2007

Dos textos de Miguel Marcotrigiano Luna


Poeta venezolano, (Caracas, 1963) Licenciado en letras por la UCAB (1987) Cursó estudios de postgrado en la Maestría en Literatura Venezolana de la UCV (1992). Actualmente reside en Salamanca, España, donde es doctorando en el curso Vanguardia y Postvanguardia en España e Hispanoamérica en la Universidad de Salamanca.



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Lo que por ti siento
de seguro florecerá en tus alegatos ancianos
colgará de un gancho algún día
mientras tus dedos rocen otras pieles

Lo que por ti siento
quizás florecerá en canciones
en alguna remota página de un libro
que leerás con aprecio a tu amado

Lo que siento por ti
quedará en el aire
suspendido
o en este escándalo
que hay en mi pecho.






Miguel Marcotrigiano Luna(Esta sombra que nos habita:La sombra del amor, 2005)





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Bien pueda





adéntrese en la comarca


sepa usted de sus extremidades


de su rostro


de su antigua leyenda





acerque su aliento


a esta poca vida que me queda


hurgue con su lengua


recorra los caminos





Adelante


sienta la piel de estos días


el olor que me circunda


los gestos


las caricias





Estas tierras


están dispuestas


a su pupila





Conozca este reclamo


este canto inicial


esta distancia suya


que nos quiebra


que nos duele en la sonrisa








Miguel Marcotrigiano Luna (Esta sombra que nos habita: La sombra del amor, 2005)


Visita:

http://www.ucab.edu.ve

http://www.usal.es/web-usal/

lunes, abril 23, 2007

A propósito del Día del Idioma, Día Mundial del Libro y Día Mundial de Los Derechos de Autor, un poema de Jorge Luis Borges

Foto de Jorge Luis Borges, escritor argentino


Jorge Luis Borges escribió el poema que transcribimos a continuacíon. En él se enfrentan dos culturas a través de dos hombres que no tuvieron culpa de las circunstancias de su época, quizás tampoco entendieron en el segundo fatal, qué hacían allí. Esas dos culturas a las que hace referencia Borges, son las mismas a las que se refiere el "Día Mundial del Idioma", sirva entonces el presente poema como tributo a todos los valientes que combatieron por defender la dignidad de su país, desde el 01 de mayo al 14 de junio de 1982 y a aquellos que ofrendaron su vida, volando en átomos sobre Puerto Argentino.


Juan López y John Ward

Les tocó en suerte una época extraña..


El planeta había sido parcelado en distintos países, cada uno provisto de
lealtades, de queridas memorias, de un pasado sin duda heroico, de derechos,
de agravios, de una mitología peculiar, de próceres de bronce, de
aniversarios, de demagogos y de símbolos. Esa división, cara a los cartógrafos,
auspiciaba las guerras..


López había nacido en la ciudad junto al río inmóvil; Ward, en las afueras de
la ciudad por la que caminó Father Brown. Había estudiado castellano para
leer el Quijote..


El otro profesaba el amor de Conrad, que le había sido revelado en un aula de
la calle Viamonte..


Hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez cara a cara, en unas islas
demasiado famosas, y cada uno de los dos fue Caín, y cada uno, Abel..


Los enterraron juntos. La nieve y la corrupción los conocen..


El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos entender.


.(Poema publicado por Jorge Luis Borges en el diario argentino Clarín, el 26 de agosto de 1982.)

Visita: http://www.fuerzaaerea.mil.ar/conflicto/geografia.html

domingo, abril 22, 2007

Dos textos de Eugenio Montejo

Eugenio Montejo (Caracas, Venezuela. 1938) poeta y diplomático venezolano




MIENTRAS GIRE LA TIERRA

Déjame que te ame mientras gire la tierra
Y los astros inclinen sus cráneos azules
sobre la rosa de los vientos.
Flotando, a bordo de este día
En que al azar, por un instante,
despertamos tan cerca.
Pude vivir en otro reino, en otro mundo,
a muchas leguas de tus manos, de tu risa,
En un planeta remoto, inalcanzable.
Pude nacer hace ya siglos
cuando en nada existías
y en mis angustias de horizonte
adivinarte en sueños de futuro,
pero mis huesos a esta hora
Ya serían árboles o piedras.
No fue ayer ni mañana, en otro tiempo,
en otro espacio,
ni ocurrirá ya nunca,
aunque la eternidad cargue sus dados
a favor de mi suerte.
Déjame que te ame mientras la tierra siga
gravitando al compás de sus astros
y en cada minuto nos asombre
este frágil milagro de estar vivo.
No me abandones hasta que ella se detenga.


AMANTES


Se amaban. No estaban solos en la tierra;

tenían la noche, sus vísperas azules,

sus celajes.



Vivían uno en el otro, se palpaban

como dos pétalos no abiertos en el fondo

de alguna flor del aire.



Se amaban. No estaban solos a la orilla

de su primera noche.

Y era la tierra la que se amaba en ellos,

el oro nocturno de sus vueltas,

la galaxia.



Ya no tendrían dos muertes. No iban a separarse.

Desnudos, asombrados, sus cuerpos se tendían

como hileras de luces en un largo aeropuerto

donde algo iba a llegar desde muy lejos,

no demasiado tarde.

Ensayo acerca de El taller blanco de Eugenio Montejo


A continuación se presenta un ensayo acerca de "El taller Blanco" de Eugenio Montejo realizado por la profesora Liduvina Carrera.




EL CODIGO POETICO DEL ENSAYO "EL TALLER BLANCO" DE EUGENIO MONTEJO.

Por Liduvina Carrera



Cuando el lector se aproxima a la obra ensayística del escritor Eugenio Montejo, puede descubrir códigos que pertenecen al otro esquema de su escritura: la poesía. En las siguientes líneas y sobre la base del análisis semiótico propuesto por Elvira Macht de Vera (1985), se abordará el texto/ensayo El taller blanco.


La obra del venezolano Eugenio Montejo oscila entre la poesía y el ensayo. Se inició en la poesía con un tímido intento titulado Humano Paraíso (l958). A esta primera le siguieron Elegos (l967), Muerte y Memoria (l972), Algunas Palabras (l976), Terredad (l9780, Trópico Absoluto (l982), Alfabeto del Mundo (l986), Guitarra del Horizonte (l99l), Adiós al siglo XX (l992). Dentro de lo designado como escritura heteronímica cuenta con El cuaderno de Blas Coll (l983) y Guitarra del Horizonte (l99l). En cuanto a su persistente trabajo ensayístico figuran dos títulos publicados: La ventana Oblicua (l974) y El taller blanco (l983). Ha escrito dos prólogos a obras de poetas venezolanos: Antología poética de Paz Castillo y José A. Ramos Sucre ante la crítica.




Frente a la considerable actividad literaria de este escritor, ha llamado la atención a Hernández, Elenn (l994) que sólo existen cuatro estudios criticos publicados. Estos son "Orfeo y su Cassette" de José Balza, el capítulo de Guillermo Sucre "La Metáfora del Silencio" en su obra La máscara y la transparencia, el ensayo de Francisco Rivera titulado "La poesía de Eugenio Montejo" y el estudio de Américo Ferrari que sirve de prólogo a la primera y segunda edición de Alfabeto de Mundo.




A través de una entrevista realizada por Miguel Szinetar para el diario El Nacional, Montejo ha revelado algunos datos biográficos curiosos. Uno de ellos se refiere a su nombre. El verdadero apellido es Hernández Alvares y el pseudónimo Montejo fue adoptado desde inicios de su poesía. El poeta explica el origen de su nombre remontándose a sus ancestros en Güigüe de l918: "Yo pertenezco a dos familias. Mi nombre es Hernández Alvarez. Pero ninguno de esos es mi nombre. Mi nombre se pierde".




Aunque el autor nació en Caracas, pertenece de corazón a Valencia porque su familia se arraigó en ese lugar y toda su obra poética se baña de esa nostalgia rural que le inspira la región. A Güigüe, pueblito de las cercanías de Valencia, canta en un hermoso poema "Güigüe l9l8".




En la mencionada entrevista, también el autor revela el mundo de su infancia:




"Pero hay una experiencia en mi vida, (...) de la cual depende mi disciplina como poeta, y es que mi padre era panadero. Tenía una panadería en los años que yo nazco. El aprendió su panadería en los viejos talleres de Valencia, donde se entraba barriendo y se sale a los cuatro o cinco años, como maestro. A mí me precede una hermana y me siguen dos hermanas. Eso hace de mi casa un mundo femenino. El mundo masculino es mi padre y los panaderos. Ahí capto yo, muy temprano, la importancia de la panadería para el mundo... Y no solamente para la gente común y corriente, que está sana, sino por el pan de los hospitales, de los enfermos, de los ancianos, de los orfelinatos. Todo eso, muy tempranamente, lo voy asimilando, y eso queda tan hondamente grabado en mí, que cuando llego a París, a finales de los sesenta, y veo que está cayendo nieve (...) lo que hice fue reconocer la harina con la que yo jugaba en la panadería de mi padre (...)




Esta disciplina, esa responsabilidad del panadero con el alba, con el pan, es la responsabilidad que yo he sentido y que es culpable de que mi rimo de trabajo sea nocturno. Yo pertenezco a un ritmo nocturno que es el ritmo de los panaderos.




En estas palabras del escritor, se puede encontrar la génesis de muchos temas de inspiración, entre ellos, el padre panadero, el pasado recuperado, la poesía como alimento, etc. En el ensayo titulado "El taller blanco", vuelve a tomar estas ideas:
En el taller blanco tal vez quedó fijado para mí uno de esos ámbitos míticos que Bachelard ha recreado al analizar la poética del espacio. La harina es la sustancia esencial que en mi memoria resguarda aquellos años. Su blancura lo contagiaba todo: las pestañas, las manos, el pelo, pero también, las cosas, los gestos, las palabras. Nuestra casa se erguía como un iglú, la morada esquimal, bajo densas nevadas. (p 69-70).




Se puede intuir la presencia del doble discurso, uno crítico y otro poético en la transposición de la harina como nieve del trópico. Para Balza (l983) estas líneas no parecen inspiradas en Venezuela pues hablan de ella: "trascendiendo todas las ligazones" (p.112). En la obra de Montejo confluyen la poesía, la narrativa y el ensayo.En el ámbito literario se ha hecho conocer sobre todo por su actividad poética y por su trabajo ensayístico.




El taller blanco, una aproximación de análisis.




El taller blanco, libro publicado por la Colección Antares de Fundarte, recoge once ensayos de Eugenio Montejo: "Poesía en un tiempo sin poesía", "En torno al primer Pellicer", "Nueva aproximación a Ramos Sucre", "Cavafy: la gravitación de la memoria", "Hombre como paisaje", "El taller blanco", "Eugene Biel y la aventura del expresionismo", "El arte poética de Juan de Mairena", "Blaga, el rumano", "La juventud de Poesía-Buenos Aires" y "Fragmentario".




En estas líneas se desea una aproximación semiótica al ensayo que da título al libro: El taller blanco. Siguiendo las ideas de Hjemslev (1974), se puede observar que esta producción ensayística admite una división estructural basada en los planos de lenguaje: expresión y contenido. La prosa es su forma y alcanza valores estéticos dentro de la comunicación literaria. En el plano de contenido se articula en torno a una imagen conceptual, que procuraremos descubrir y que, según Millán (l990), debe caracterizarse por la monosemia, tal como los mensajes filosóficos y científicos.




Como la forma prosa es expositiva, a diferencia de la prosa narrativa, teatral o poética; su retórica ensayistica será la expositiva y tendrá que ver con la transmisión de enunciados semánticos-conceptuales, tratados según estimación personal del autor.




1.- El ensayo como texto-discurso.




La Idea soporte de El taller blanco es reflexionar acerca de los talleres literarios donde se "aprende a elaborar" poesía. Montejo alude a este tema desde el comienzo de sus líneas: "Quienes en nuestros días se sienten atraídos por el aprendizaje de la escritura poética, pese a tantos impedimentos que procuran disuadirlos (...) pueden al fin y al cabo encaminar su vocación a través de un taller de poesía". El escritor aplica la lógica, por cuanto su texto-ensayo es indiscutiblemente un discurso conceptual, aunque como veremos más adelante tiende a mover, además del intelecto, el corazón. Esto sucede con los "soñadores de las palabras", los poetas, según Bachelard (l982) y, como hemos podido observar en la presentación del autor, Eugenio Montejo es también poeta.




Liscano (l984) se ha referido al "rigor estético, tensión del lenguaje" que hay en la poesía de Montejo; porque, como poeta, "depura el poema en todos sus niveles expresivos, en una acción lúcida y reflexiva de humanar las cosas y el tiempo, de alcanzar el mito, no por obra de sublimación, sino de extremada autenticidad verbal y existencial". (p 268).




Se dice que el ensayo es un concepto expandido porque consiste en un comentario de aquello que se halla tematizado a través del título del texto. El nombre del texto-ensayo, El taller blanco, es un poderoso recurso de tematización pues pone en evidencia la entidad tópica del mensaje: reflexivo-emotivo. A partir de él, Montejo aporta sus puntos de vista.




Desde la perspectiva semiótica de Peirce (l974), el ensayo es un Rema o predicado del título. Sin embargo, se dice que es Rema a primera vista, porque el texto luego informa acerca de algo susceptible a ser afirmado o negado; promueve un llamado al intelecto, convirtiéndose en un Dicente o conjunto de proposiciones que sirven de soporte a un Argumento. De esta manera, el ensayo de Montejo pertenece a la categoría semiótica del los argumentos, cuyas premisas tienden a la exactitud conceptual y dan a conocer el sistema de pensamiento exclusivo del autor, a partir de un razonamiento subjetivo. El argumento se vislumbra al comienzo del texto, como luego veremos; pero más adelante se produce un cambio debido a los códigos estéticos empleados por el autor.




Para plantear la Idea Soporte de un texto, alrededor de la cual giran las demás, convencionalmente los escritores utilizan un planteamiento introductorio, un desarollo metódico y una conclusión presumible. En El taller blanco, después de la introducción, en la que Montejo comienza a desarrollar lo que se presumía como Rema en el título, continúa la presentación de las ideas, a la manera dialéctica de Platón; y surge un ritmo triádico de tesis, antítesis y síntesis. Si en un principio comenta el autor que "sólo en la soledad alcanzamos a vistumbrar la parte de nosotros que es intransferible, y acaso ésta sea la única que paradójicamente merece comunicarle a los otros", continúa luego con la doble acepción dada por el Diccionario de la Real Academia para la palabra taller, una concreta y otra figurada: "la primera se refiere al lugar en que se trabaja una obra de manos. La segunda habla de la escuela o seminario de ciencias donde concurren muchos a la común enseñanza".




Como se puede observar, el ensayista pasa de la idea Poeta, autor solitario, a la de Taller de Poesía, acción colectiva. De esta manera, ofrece la tesis, la antítesis y luego la síntesis o idea remate:"la poesía debe ser hecha por todos, pero fatalmente escrita por uno solo"; por eso concluye con la expresión: "el taller de poesía tiene de una y de otra. Lo que es en sentido real y figurado a la vez. Hay obra de mano como también participación en el común aprendizaje".




Con un abanico de ideas secundarias, Montejo apoya la idea soporte del ensayo El taller blanco. y para ello indica algunas sugerencias. En un taller de poesía, los participantes deben "lograr desde el inicio que cada uno distingua su voz en el coro", y que cada uno de los participantes: "no perciba en el guía más que a un persuasivo interlocutor, en vez de un conductor hegemónico". A primera vista, parecen proposiciones enfáticas, a modo de Ley; pero, en la medida que avanza la lectura del texto, y esto lo veremos más adelante, surgen otros códigos en las proposiciones.




Entre las ideas secundarias, el autor incluye algunas citas y trabajos de otros escritores. Así, se puede apreciar cómo acude a Matthew Arnold cuando utiliza el término "la urbanidad literaria"; a Simonne Weil, cuando advierte que "una mulititud no puede ni siquiera sumar". De Shömberg toma en cuenta el título de sus Memorias pues le parece que es "uno de los más apropiados para resumir las peripecias con una vida consagrada al arte" y de Lautremont asume el apotegma "la poesía debe ser hecha por todos".




Estas ideas fundamentadas en escritores, ilustran lo referido a "poesía en la soledad de la inspiración". Luego, Montejo utiliza otras fuentes para el aspecto "artesanal vislumbrado en la poesía" y, entre ellas, menciona a R.G. Colligngwood quien en su libro Los principios del arte, propicia el verdadero campo donde la gente de los talleres de poesía debe consagrarse y, a Bachelard con su poética del espacio.




El aspecto denotativo y referencial de este texto-ensayo, está tomado del objeto real aludido por el escritor en la segunda parte de su trabajo. Al comienzo, el discurso pareciera estar dirigido al intelecto, como ya hemos comentado en líneas anteriores, pero hay momentos en que el autor, después de haber disertado acerca de lo que es un taller de poesía y la utilidad que pueda tener como oficio para los "aprendices", cierra con la siguiente frase: "En cuanto a mí, he dicho que no asití a ningún lugar donde ganarme la experiencia del oficio". Después de esta frase, su discurso se torna poético y melancólico, va dirigido más al corazón y a los sentimientos; por esta razón los términos literarios serán sugerentes y connotativos.




A partir de las frases: "Quiero rectificar ahora este vano aserto pues no había reparado en que siendo niño, muy niño, asistí intensamente a uno. Estuve mucho tiempo en el taller blanco", el ensayista deja paso al poeta que crea la gran metáfora: el taller blanco es la panadería de su padre. Este Argumento (según Peirce) será propuesto al interpretante como algo cuya razonabilidad puede ser reconocida. Montejo va enumerando sus referentes sin ser tajante en los comentarios, porque va dirigidos hacia el aspecto polisémico de la poesía.




En el aspecto denotativo de El taller blanco, Montejo se refiere a un mundo concreto, el de su infancia; toma en cuenta muy particularmente la experiencia vivida en la panadería de su padre: "la vieja panadería", "amplia casa", "leña", "sacos de(harina", "rectos tablones", "masa", horno". Además, se puede observar que, como símbolo dicente, algunas de las frases involucran una afirmación de actitudes vitales lejanas: "Del taller blanco me traje el sentido de devoción a la existencia que tantas veces comprobé en esos maestros de la nocturnidad", "el taller que me cobijó buena parte de mi infancia".




El taller blanco es un texto metalingüístico porque su lenguaje literario (la prosa ensayística) se describe y da referencia de su propio código. Sobre el código general de la lengua y dentro del código específico de la literatura hay un lenguaje objeto que es el del ensayo; con él, es posible señalar, como diría Picón Salas: "la inconfundible personalidad del autor". Este ensayo es melalingüístico en cuanto alude a la poesía y comenta acerca de ese otro lenguaje: "Hablo de un aprendizaje poético real", "no deseo metaforizar adrede un simple recuerdo". "En el taller blanco tal vez quedó fijado para mí uno de esos ámbitos míticos que Bachelard ha recreado al analizar la poética del espacio ".




2.-El ensayo desde el punto de vista del emisor.
El taller blanco, aunque refleja una actitud especial orientada hacia formas de pensamiento analítico, en contraste con la lírica, está signado por la función emotiva del lenguaje o sea por la presencia del rasgo subjetivo en la exposición de las ideas (Jakobson, l974) . El ensayo participa de las dos funciones polares del lenguaje: la emotiva que hace posible el tratamiento subjetivo de los conceptos e ideas y por otra la referencial que pone de manifiesto propiedades denotativa y objetivas de los enunciados.




Este ensayo tiene un carácter marcadamente subjetivo, aunque al principio va dirigido al entendimiento y procura una reflexión en el lector. Montejo asume su propio discurso usando la primera persona del singular: "Yo y quienes cuentan más o menos mi edad", "Mi padre había aprendido el oficio...", No desestimo, por mi parte...", "En el taller blanco (...)quedó fijado para mí ...". En otras oportunidades se utiliza la primera persona del plural, como signo demostrativo de subjetividad: "Nuestra casa se erguía". (Subrayado añadido).




En cuanto a la cosmovisión del autor, es posible observar que su preocupación básica es el logro de un lenguaje circunstancial, intensamente íntimo que se distancie un poco de lo que fue la preocupación esteticista de algunos calificados representantes de los primeros poetas del 50. Montejo tiende sensiblemente a huir de la retórica y del hermetismo, busca una expresión más comunicativa y real, una mayor comprensión y fluidez verbal.




Su obra ensayística no escapa a sus intereses poéticos y por esa razón, en ella existe un común denominador como tema, esto es: el hombre actual. En el ensayo se alude a una posibilidad metodológica, que organice la poesía en el sentido del artesano. Montejo exterioriza con este recurso un contenido hecho de vivencias referidas a su mundo interior. De cualquier modo, siempre se espera que el ensayista dé cuenta de sus propias ideas por medio de una argumentación, sin llegar a la rigurosidad de la epistemología de las escrituras científicas (Millán, l990).




3.- Rasgos estilísticos del discurso-ensayo.




El autor mantiene la literariedad a través de los rasgos estilísticos. El taller blanco presenta modalizaciones en abundancia que de una manera personal, constituyen la marca de originalidad, con la que Montejo se aproxima a la verdad.




Con el uso de las modalizaciones, el autor suaviza sus comentarios. Eugenio Montejo no es tajante en sus afirmaciones: "En el taller blanco tal vez quedó...", "Tal vez de no haber asistido...", "ya no veo, es verdad, a los panaderos", "lograr (...)que cada uno distinga su propia voz en el coro, (...) constituye, sin duda...". Lo mismo se puede observar en el uso del subjuntivo verbal, porque da la idea de una posibilidad: "habría de todos modos buscado cauce a mi afán de poesía", "el grito de Merlin me habría tentado siempre", "daría cualquier cosa por...". (Subrayados añadidos).




En cuanto a la sintaxis del ensayo, se pueden apreciar períodos cortos con abundantes frases interrogativas. Cuando el autor es más ensayista que poeta, utiliza incisos explicativos que descartan posibles conotaciones por parte del receptor: "Quienes en nuestros días se sienten atraídos por el aprendizaje de la escritura poética, pese a tantos impedimentos que procuran disuadirlos", "El experimento es novedoso entre nosotros, pero cuenta, como en muchas otras partes", "La tentativa (...), aunque opera de manera más o menos idéntica", "Sé que muchos replicarán que en poesía, amén de los dones innatos". (Subrayados añadidos).




Sin embargo, cuando Montejo tiende a ser más poeta que ensayista, su texto presenta cláusulas interrogativas, quizá con el objeto de conmover el sentimiento: "Ya no son necesarias las carretadas de leña (...) ¿para qué?", ¿Podrá un muchacho de hoy aprender algo para su poesía en este enmurado cuchitril?", "Es nada menos que el pan lo que silenciosamente se fabrica (...) ¿Qué labor comparte tanta responsabilidad? ¿No es la misma preocupación que la poesía?", ¿Cuántas veces, al guardar el primer borrador de un poema para revisarlo después, no he sentido que lo cubro yo mismo con un lienzo para decidir más tarde su suerte?.




Con la presencia de de estos usos recurrentes, se informa acerca del código estético de Eugenio Montejo. El estilo, llamado aspecto verbal por Todorov (l982), ofrece indicios de su personalidad artística, porque será:"la elección que debe hacer todo texto entre cierto número de disponibilidades contenidas en la lengua. El estilo así entendido corresponde a los registros de la lengua, a sus subcódigos" (p.338) .




Resumiendo las ideas de acercamiento al código estético del escritor, se puede decir que ha seleccionado en su ensayo un rico léxico de imágenes atrayentes porque se ha dirigido hacia la función placere del lenguaje; una gran parte del ensayo, tiende más hacia el corazón que hacia el intelecto.




El código del escritor está delatado, además de los matices léxicos y comportamiento sintáctico, por el uso abundante de imágenes poéticas. Como símbolo argumental, cuando se comienza a leer el texto-ensayo El taller blanco no se requiere de decodificación, sino que basta ordenar las ideas propuestas por el autor, como ya hemos visto. Sin embargo, hacia la mitad del ensayo, se utiliza un lenguaje evocador y sugestivo.




Como no existe un método universal, una llave maestra para el estudio de las imágenes porque cada autor y , a veces, cada parte de su obra, plantea problemas distintos; en esta sección, el estudio se detendrá en algunos de ellos sin llegar al inventario completo que requeriría todo un volumen para su definición. Todo estudio de la imagen debe distinguir la metáfora de la comparación en el sentido amplio de la metonimia e intentar determinarla colocándose desde el punto de vista del emisor, aunque tal actitud implique un riesgo de error al momento de la interpretacion por parte del receptor.




Las metáforas de El taller blanco se mueven inicialmente en hechos concretos; leemos, por ejemplo: "carpintería, hermoso taller de otro color"; pero no se quedan allí, no describen sino que pronto se pierde el valor referencial: "estuve mucho tiempo en el taller blanco" (la panadería), "maestros de la nocturnidad" (los panaderos), "abobedada cámara de rojizos ladrillos" (el horno), "centelleantes líneas de neón" (los bombillos en el techo), "la blancura que jamás me abandona" (la hoja en blanco, el papel que recuerda el color blanco de la panadería), "morada esquimal" (la casa cubierta de blanco por la harina), "vieja amiga" (la nieve relacionada con la harina)




Las cosas están en el mundo indiferenes al hombre, pero el escritor sensible a la belleza las capta y aprehende sus sustancia para verlas con sus propios sentimientos. Las imágenes de Eugenio Montejo son sugerentes porque están presentadas mediante términos señaladores que, poco a poco, se alejan de lo circunstancial y por medio de sustituciones diversas, se introducen en otros de carácter abstrato que se alejan de los primeros: "Cuántas veces, mirando los libros alienados a mi frente, no he evocado la hilera de tablones lleno{ de pan?","El taller que cobijó buena parte de mi infancia".




Una gama de colorido se presenta con las variadas imágenes cromáticas del texto: "Crepitar de la leña", "La rojez (sic) del fuego", "Su blancura lo contagiaba todo: las pestañas, las manos, el pelo, pero también, las cosas, los gestos", "En lo profundo de la noche lo blanco es doblemente blanco", "El horno rojea en su fragua" (recurso clásico que recuerda la fragua de Vulcano).




Otras imágenes ofrecidas por el escritor, descubren nuevas resonancias semánticas. Las palabras referenciales se ven envueltas por una gama de sensaciones nuevas. El lenguaje empleado por Montejo se hace instrumento para que sus receptores no sólo aprecien su realidad, sino la visión humana de esa misma realidad. Entre las imágenes auditivas, se encuentran: "silencio en las pisadas", "Es nada menos que el pan lo que silenciosamente se fabrica". Luego, se presenta la imagen olfativa: "envolvente fragancia resinosa" y la táctil: "Sentí apenas una vaga curiosidad por verificar al tacto su suave presencia".




Todas estas imágenes tienen una idea remate: "El pan y las palabras se juntan en mi imaginación sacralizados por una misma persistencia". Al final, termina el autor sus reflexiones con un cierre en fundido, porque "un plano desaparece poco a poco en la oscuridad" como diría Peters (l96l): "veo (...) la harina que minuciosamente recubre la memoria del taller blanco".




Otro recurso abundante en el ensayo está constituido por la presencia de la adjetivación poética: "jornaleros, serenos y graves, encallecidos", "hermoso taller"," horas sosegadas", "apacible nieve", "pláticas fraternas" "leños ardidos" y la de algunas humanizaciones: "la humildad de la harina". (Subrayado añadido).




En lo que respecta a la construcción de símiles, se puede observar que responden a una manera de distribución repetida. Surgen los sustantivos relacionados con el adverbio comparativo "como". El lector se encuentra ante un modelo sintáctico, o pattern, de relación simple entre dos frases: "Nuestra casa se erguía como un iglú", "Nocturna era la faena de los panaderos como nocturna es la mía", "Los panes (...) son cubiertos con un lienzo (...) como peces dormidos". En conclusión, el léxico a partir de la mitad del ensayo, es evidentemente poético porque el escritor ha escogido y combinado palabras cargadas de sensibilidad.




4.-El ensayo como signo semiológico.




Desde el punto de vista semiológico, El taller blanco se inscribe dentro del código poético de su autor. Montejo posee un lenguaje propio de los escritores que en su época disfrutaron de una nueva sensibilidad emergida de los conflictos del mundo y del tiempo. Ante el laberinto de la vida actual, el ensayista/poeta ha intentado dar una respuesta a la tensa realidad de un mundo poblado de negaciones y contradicciones cotidianas: "El sentido del progreso redujo ese taller a un pequeño cubículo de aparatos eléctricos en que la tareas se simplifican mediante empleos mecanizados".




Eugenio Montejo añade a su texto una comparación nostálgica entre la época actual y la vivida en la panadería de su padre. Como rasgos caracterizadores de la actualidad, aparecen los siguientes términos:"progreso", "pequeño cubículo", "aparatos eléctricos","empleos mecanizados", "enmurallado cuchitril". Para caracterizar la época del taller blanco surgen: "carretadas de leña", "fragancia resinosa", "harina apilada" o un "cuarto de almacenaje". Cuando el escritor se refiere a la vieja panadería, la recuerda como una "amplia casa", donde había: "leña", "sacos de harina" y "rectos tablones". En la época del Taller blanco, el hombre oía el romántico "canto de los gallos", pero ahora ¿se debe conformar? con "ululantes sirenas y ruidos de taxis".




El drama universal y violento de la actualidad se revierte sobre el orden consagrado y secular del pasado. Es una especie de perspectiva de la contradicción que halla su vía de escape en la nostalgia y en el recuerdo de otros tiempos. Cuando Montejo diserta sobre los talleres de poesía, comenta: "yo y quienes cuentan más o menos mi edad no los conocimos. No tuvimos la dicha o desdicha de reunirnos para iniciarnos en el mester de poesía". El lector percibirá en este ensayo, un texto evocador que parte desde un presente: los años ochenta (según se infiere por la fecha de publicación del libro), hasta un pasado nostálgico que se corresponde con la infancia del escritor en el hogar paterno.




Montejo ha querido hablar con un lenguaje vivo y descarnado para buscar su propia libertad como ser humano, porque vibra ante la necesidad de enfrentarse a la realidad asfixiante y agónica que coarta la libérrima voluntad del ser. Los poetas de su generación poseen una dimensión de carácter situacional: como han sufrido la inseguridad del hombre ante la realidad, su tentativa es el despegue y un intento de evasión, aparentemente absurdo.




5.-A modo de conclusión.




El ensayo/texto de Eugenio Montejo, El taller blanco, se presenta como un símbolo argumental al ofrecer la proposición particular de la premisa: el estudio de la poesía en los talleres. El autor ha ofrecido un símbolo dicente como proposición general. Los tallerer de poesía pueden ayudar a formar poetas; sin embargo, el mismo Montejo comenta que nunca asistió a uno de ellos porque en su época no existían. Se aprecia que para el ensayista/poeta, no es necesaria la existencia de los talleres de poesía, para "aprender" el oficio de poeta; sin embargo, respeta a los jóvenes que comienzan su quehacer literario con este "recurso".




Se puede observar que no hay dogmatismo en sus palabras, porque las proposiciones no obligan a admitir el rema ofrecido en el título El Taller blanco. A estas ideas, se debe añadir que el mismo encabezamiento es una gran metáfora connotadora semántica; cuando el receptor comienza a leer, no sabe de qué se trata. En las primeras líneas se infiere que es un taller de poesía, pero luego el Símbolo Dicente o Proposición particular, esto es, el taller blanco relacionado con la panadería, se convierte en un hecho de existencia: un Decisigno.




En cuanto a la manera de aproximarse a la verdad, Montejo procede a veces por inducción e infiere consecuencias necesarias que se derivan de varios fenómenos dados: relación de la harina con la poesía, por ejemplo, o del poeta con los panaderos. Otras veces, parte de la proposición general, de un único evento; en este caso, se podría aludir al uso de talleres para elaborar poesía. El escritor, al igual que Descartes en sus meditaciones, también ofrece su visión de mundo mediante el análisis instrospectivo de las experiencias propias. De esta manera, da cuenta de sus ideas por medio de la argumentación pero sin alcazar riguriosidad científica.




La prosa conceptual del ensayo aparece en forma sincrética con la poética; este hecho demuestra que en la práctica las teorías dogmáticas de los géneros son obsoletos. El texto expositivo de Eugenio Montejo se adapta, en su mayor extensión, a una poética donde abunda el lenguaje emotivo, ya que el autor ha hecho uso de su universo sentimental y de su conducta afectiva.

viernes, abril 20, 2007

El poema es un acto profundamente honesto



El poema es un acto profundamente honesto, en el que la realidad circundante al poeta, se difumina y deja paso a la plena libertad de conciencia, a la fantasía o a la mezcla de ambas; en él coexisten inequívocamente sentimientos disímiles, las revelaciones más audaces o los deseos más recónditos de alguien que en un momento encontró la inspiración suficiente para plasmar una circunstancia que le es propia.


Es precisamente esa circunstancia, la que deja apoderarse a la palabra, de la rebeldía suficiente, del desparpajo más vehemente o de la elevación más etérea. El poema permite viajar a dimensiones inalcanzables en la realidad tangible, y esa es; una de las características del poema, la capacidad de aceptar, de recibir o simplemente brindar, todo lo imaginable en unas cuantas líneas, es la expresión de la intensidad que reside en lo que pareciera ser sólo fragmentos escritos por alguien intrascendente.


El poema es una manifestación dinámica de creación en la cual, aquel o aquella que escribe puede colocar, borrar , poner y reponer las frases que le otorguen a ese texto, lo que mejor se adecúe a lo que quiere expresar, es un ejercicio de máxima expresividad en constante evolución.

Aunque el poeta pareciera prescindible, por ser tan sólo un sujeto entre miles, el poema trasciende, más allá de la circunstancia que lo creó, de la realidad a la que pertenecía su autor en un momento dado, y adquiere una vida autónoma, que es capaz de adentrar a su lector a la dimensión que le es propia y en la que ese lector logra hacer contacto, sugiriendo así una realidad distinta, que es única en su momento, como también puede ser variable en el tiempo.


Esa es la verdadera riqueza del poema como tal, la capacidad de crear y crearse, de transformarse, de transmitir un mensaje, de sugerir un sentido, así como puede lograr la multiplicidad de otros, según sea la capacidad y sensibilidad del lector o lectores, como mencionábamos anteriormente adquiere una vida autónoma que en algunos casos puede alcanzar a generar una simbiosis entre el poeta y el lector, inclusive a siglos de distancia.



Leonardo Melero Blanco.

(Texto creado como asignación para una de las clases de Miguel Marcotrigiano, el 08 de marzo de 2004)

jueves, abril 19, 2007

Un texto de Ludovico Silva

Ludovico Silva


Nace en Nace en Caracas el 16.12.1937
Muere en Caracas el 4.12.1988

“ Filósofo, poeta y profesor universitario. Considerado como uno de los más importantes intelectuales del siglo XX venezolano y uno de los principales pensadores marxistas del país. (…)
La educación secundaria en el colegio San Ignacio de Caracas. Tras terminar el bachillerato viajó a Europa donde estudió 2 años de filosofía y letras en Madrid; 1 año de literatura francesa en La Sorbona y en un año de filología románica en Alemania. En Madrid, un grupo de estudiantes lo bautizó como Ludovico, apodo que sustituyó su nombre, siendo conocido desde entonces como Ludovico Silva. En 1969 egresó Summa Cum Laude, de la Escuela de Filosofía de la Universidad Central de Venezuela. En la década de 1960 dirigió y produjo el programa radial La palabra libre. Entre 1964 y 1968 fue secretario general del Ateneo de Caracas, donde participó en la fundación de la revista Papeles, de la cual fue miembro del Comité de redacción. También fue colaborador del periódico Clarín y de la revista Cal, dirigida por Guillermo Meneses. Junto con Miguel Otero Silva fundó la revista Lamigal. En la década de los 80's mantuvo una columna en el diario El Nacional, titulada "Belvedere". (...)
Desde 1970 se desempeñó como profesor de la Escuela de Filosofía de la Universidad Central de Venezuela, actividad que compartió con la creación poética y la reflexión filosófica. En su obra filosófica sostuvo que las ciencias eran la materia prima de la filosofía, aunque el terreno propio de la misma era la lógica. Asimismo, de acuerdo con Ludovico Silva la filosofía no debía centrarse en preguntas sobre el ser, sino ocuparse de los entes. De esta manera declaró la inutilidad de toda pretensión por explicar el universo en su totalidad mediante sistemas filosóficos cerrados. (...) Según Silva, en lugar de repetir o parafrasear a los grandes filósofos, de lo que se trata es de transformarlos, superarlos para adecuarlos a las nuevas realidades sociales. (…)”


POEMA QUE NO TODOS PUEDEN LEER:

“Tú, cuando te desnudas, te pareces a un pino /
por la esbeltez exacta y el aroma divino. /
Te conviertes entonces en mi propia experiencia, /
te llenas de una hermosa, antigua y noble ciencia. /
Por tu ombligo pasean mis manos desmayadas /
como dos gritos solos. Blancas manos calladas, /
que hieren la tibieza de tu cuerpo sabroso, /
dulce como praderas, silente y memorioso. /
Estas manos te hurgan, te descubren delicias /
semejantes al mar. Breves, fijas caricias /
con las que quiero hollarte, como si tierra fueras /
por la que pasa un río sediento de praderas. /
Y por tu pecho andan dos tetas excelentes /
en las que yo amamanto todo lo que tú sientes. /
Altos y soberanos, tus pechos son mi vida /
que es alta y soberana tierra herida. /
Hieren tus piernas suaves y locas extremadas; /
después son dulces aves que, junto a mi, cansadas, /
duermen ese momento feliz, después del coito, /
cuando ha finalizado la noche del introito. /
Las noches son sagradas. Pero también el día. /
Hay ángeles, demonios, culos del mediodía. /
te veo, en fin, desnuda, como una gran memoria /
que no tiene pasado, ni presente, ni historia /
y es el perfecto instante /
en que todo lo amado se convierte en amante”.

Ludovico Silva (1973).

miércoles, abril 18, 2007

Tres textos de Juan Sánchez Peláez



Juan Sánchez Peláez, nace en Altagracia de Orituco, Guárico, Venezuela en el año de 1922, contando con 18 años (1940) viaja a Chile y se integra al grupo Mandrágora, allí se interna en el mundo del surrealismo del cual se convertirá a lo largo de su vida en uno de los mayores exponentes.

Sánchez Peláez, presenta una obra poética escasa

.-Elena y los elementos (1951)
.-Animal de costumbre (1959)
.-Filiación oscura (1966)
.-Lo huidizo y permanente (1969)
.-Rasgos comunes (1975)
.-Por cual causa o nostalgia (1981)
.-Aire sobre aire (1989)

ya que huía de los publicadores de oficio, pero lo suficientemente sólida y alucinante como para ser considerado como uno de los mayores exponentes de poesía en habla castellana, como bien dijo de él, Álvaro Mutis: “Es el secreto mejor guardado de América Latina”. Muere en Caracas, Venezuela el 20 de noviembre de 2003. Su obra poética está publicada por Lumen, Barcelona, España (2005).
CONDICIONALES


Si espero no renunciar a ti si espero alcanzar si alcanzo
si no alcanzo si esperando alcanzar alcanzo si debo
comenzar por la ruta difícil de la larva y la oruga si subo bajo
y me reconozco indemne si abjuro del latigazo el sufrimiento
las inhibiciones de persona a persona si fijo fuera de tono
en fila surco madre mi socorrida mustia aureola evanescente
agua fuerte del paria chopo sonoro caprichoso hosco alegre
lívido horror tranquilo en la red abierta como si no viviera
para llegar a ti.

Juan Sánchez Peláez (Rasgos Comunes, 1975)
PERSISTENCIA



A Ella (y en realidad sin ningún límite). Con holgura y
placer.

A Ella, la víbora y la abeja: La desnudez preciosa.

A Ella, mi transparencia, mi incoherente arrullo, el rumor
que sube en las raíces de mi lengua.

A Ella, cuando regreso de las inmensas naves que hay en
el cuerpo huraño con un sol inmóvil.

A Ella, mi ritual de beber en su seno porque quiero
comenzar algo, en alguna dirección.

A Ella, que abre el sobre de mis amuletos.

A Ella, que en la balanza anónima de la memoria y en las
horas finales prolonga mi presencia real y mi presencia
ilusoria sobre la tierra.

A Ella, que con una frase insomne divaga en el umbral
de mis lámparas.

A Ella, a causa de un vocablo que me falta y a la vez
usufructo de un breve viaje que podría revelarme.

-Duerme, pero la obra humana es el instante; al dormir
se cierra con furor la gran jaula.

-Despierta, pero esboza en las márgenes de tus cejas el
oro próximo del sueño.

-Revuélcate en esa parálisis fuera del yo de los ciegos
viajeros.

¡Adónde mi ninguna faz con años!

A Ella, los abismos que hay de mi amor a mi muerte
cuando caiga a plomo sobre la tierra y en lugar
de señales desaparezca el sitio de ánima sola.


Juan Sánchez Peláez (Filiación Oscura, 1966)
HOY

Voy a disponer en fila india mil lanzas contra el asfalto del cielo.
Vengo a sellar jarras labradas; a detenerme en la médula, en la
piel, en la flor. A nivel de la concavidad marina, sacaré el pez, de
cuajo, con una vara de estrellas. El mundo se halla hoy al alcan-
ce de mis ojos tranquilos, y vivo en el reflejo, en línea recta, su
claridad concéntrica.

Juan Sánchez Peláez (Rasgos Comunes, 1975)

martes, abril 17, 2007

Sólo dos poemas de María Victoria Moreno Vidarte


María Victoria Moreno Vidarte, (Caracas, 1983) Estudiante de Medicina de la Universidad Central de Venezuela, ha asistido a los talleres de poesía de la UCAB, su poesía se caracteriza por una fuerza inusitada que refleja un mundo femenino vasto y complejo. Es una joven promesa de la poesía venezolana del siglo XXI. Es una de las poetisas antologadas por Miguel Marcotrigiano en el libro: "La imagen, el verbo" Ediciones UCAB, 2006.



Estrategia


Si el enemigo se viste de amante
hay que esperarle sentada
a la puerta de la casa

Adoptar su misma forma:
Amarle con sus propias armas

Apagón



He nacido ciega

Soy un sótano
Un agujero negro
La noche con cuarto menguante

Por eso tropiezo contigo
una y otra vez
como los poetas tropiezan con los lugares comunes


María Victoria Moreno Vidarte

lunes, abril 16, 2007

Postmodernidad, Éxito y Consumismo vs. La Palabra

El Proceso de globalización de la economía potenciada por la caída del Muro de Berlín, el derrumbe del bloque comunista en 1990 y la nueva situación mundial creada a raíz de la unipolaridad, son factores que dinamizan las transacciones comerciales de todos los continentes; las empresas se adentran en la internacionalización de sus productos, abriéndose paso hacia mercados no tradicionales, circunstancias que obligan a las distintas compañías a innovar en la manera de abordar los mercados tan complejos y variados de principios de siglo XXI.

Se crean así las condiciones necesarias, para que se potencie el consumo masivo de productos por medio de la publicidad y la proliferación de centros comerciales, en los cuales se ofrecen mercancías provenientes de cualquier parte del planeta, con la oportunidad de asistir a gran variedad de espectáculos que sirven de esparcimiento a los cansados habitantes de las ciudades.

"Hay muchos para quienes pasar el día en un centro comercial es un entretenimiento especialmente si ofrece una experiencia total al modo de un parque de atracciones, como los de Gateshead Metro Centre en Inglaterra, West Edmonton Mall en Canadá o Le Tóison d'Or en Dijón, Francia" (Lyon David, Postmodernidad. Alianza Editorial.1996, p.63)

Los centros comerciales están repletos de establecimientos diseñados de manera tal que el individuo que adquiere la mercancía no notaría si está en su ciudad de residencia o en alguna otra, ya que las tiendas si pertenecen a una marca específica; tienen el mismo diseño en cualquier parte del mundo, es la normalización de la oferta; una de las tantas expresiones de la globalización.
El mercadeo de un producto ya no es simplemente salir y ofrecerlo en la calle, como hace algunas décadas; debido a que el panorama existente es completamente distinto. El consumismo como fuerza invisible que empuja al ser humano a la posesión y disfrute de bienes que se han apoderado de la voluntad del colectivo mundial y logra crear la ficción social generalizada en la cual se acepta que otorga status comprar en diversos lugares, vestir una marca de ropa o probar una comida en particular; sólo porque lleva un proceso de manufacturación determinado u ostenta una etiqueta que se ha convertido en símbolo de prestigio “El consumo, no el trabajo, se convierte en el eje en torno al cual gira el mundo de la vida” (Lyon David, Postmodernidad. Alianza Editorial. 1996, p.65)
La comercialización de un bien manufacturado deja de ser una simple transacción económica debido a una serie de factores a tomar en cuenta para el logro del éxito comercial, tales como: estudios de mercados que contemplen el conocimiento de las necesidades de un colectivo para pronosticar el nivel de aceptación que pudiera llegar a tener un producto, factibilidad económica de las inversiones necesarias para alcanzar la tecnología adecuada en el desarrollo del negocio, asesoría jurídica que permita conocer a fondo el panorama legal en el que se desenvuelve la empresa y de infraestructura para optimizar las operaciones.
El éxito empresarial se manifestaría cuando se cumpla lo que Brian Tracy conceptualiza como la esencia de las leyes de éxito empresarial “que no es otra cosa que buscar la forma más idónea de reducir la cantidad de tiempo necesario para alcanzar las metas materiales y no materiales que todos nos planteamos”. (Tracy Brian, Las cien reglas infalibles para obtener éxito empresarial. Paidós. 2000, p.91).
Frente a todo lo antes expuesto, acerca de teorías de mercado, éxito y mercadeo ¿Cómo queda el ser humano, cuando se siente abarrotado de estímulos que sólo lo ubican como un simple homo economicus?
Sólo por hoy


Hoy le quitaré las baterías a mi cepillo de dientes,
evitaré comer cereales procesados con colores de tío vivo,
mantendré mi celular apagado y no escucharé sus tonos prepagados,
no revisaré mis e-mails y
apagaré mi palm.
Precisamente hoy dejaré de lado la tecnología y la conexión por bluetooth.
Sólo por hoy, mi gato no comerá alimentos concentrados y ya no será un súper héroe,
me olvidaré de los amortiguadores de mi carro,
del comportamiento de la bolsa y del rendimiento de los bonos.
Hoy mandaré a la porra las promociones de Visa y Master Card, que siempre ganan aquellos que más gastan.
Hoy no veré a Claudia Palacios narrando las noticias en CNN,
ignoraré al microondas y a las palomitas de maíz con sabores de enchiladas.
Hoy me ahorraré el costo que pago por todo aquello que acabo de mencionar, mañana ya veremos…
Leonardo Melero

domingo, abril 15, 2007

La edición conmemorativa de "Cien Años de Soledad"

Desde el 27 de marzo de 2007, se consigue en las librerías de Caracas, la edición conmemorativa de los 40 años de la primera publicación de la novela "Cien Años de Soledad" del escritor colombiano Gabriel García Márquez, en una presentación de lujo con una revisión del texto por parte del autor para la edición mencionada.
Incluye textos de: Álvaro Mutis "Lo que sé de Gabriel, de Carlos Fuentes " Para darle nombre a América", de Mario Vargas Llosa " Cien años de Soledad. Realidad Total, Novela Total", Victor García de la Concha " Gabriel García Márquez, en busca de la verdad poética", Claudio Guillén " Algunas Literariedades de Cien Años de Soledad", además incluye el árbol genealógico de los Buendía, un artículo colectivo firmado por Pedro Luis Barcia, Juan Gustavo Cobo Borda, Gonzalo Celorio y Sergio Ramírez, un glosario y un apartado de nombres propios de todo tipo de mencionados en la novela.
Cabe destacar que los grabados de las cabeceras y demás motivos ornamentales proceden de la portada diseñada por Vicente Rojo para la edición impresa en Buenos Aires por la Editorial Sudamericana en junio de 1967.




viernes, abril 06, 2007

BAUTIZO DEL LIBRO "LA IMAGEN, EL VERBO"

MOMENTO DEL BAUTIZO DE "LA IMAGEN, EL VERBO"

(Aparecen de izquierda a derecha: Los poetas Victor Alarcón, Adalber Salas, Santiago Lozada, Leonardo Melero, Déborah Cordero y Franco de Paola, los acompaña el Dr. Carlos De Armas, representante de publicaciones UCAB)

POETAS ANTOLOGADOS EN EL LIBRO "LA IMAGEN, EL VERBO"

(De izquierda a derecha, los poetas: Franco de Paola, Santiago Lozada, Déborah Cordero, María Victoria Moreno, Francisco Catalano, Raúl Marval, Leonardo Melero, Adalber Salas, Bárbara Flores, Victor Alarcón)





AFICHE DE INVITACIÓN AL BAUTIZO DE "LA IMAGEN, EL VERBO" EN LA UCAB, EL 15 DE MARZO DE 2007
Acerca de: “ La imagen , el verbo”
Por Miguel Marcotrigiano Luna
http://ocurreadiario.blogspot.com/


"La imagen, el verbo es la primera antología del Taller de poesía de la Escuela de Letras de la UCAB que aparece bajo la forma de libro.
Antes, con la tutoría de Leonardo Padrón, había visto luz una plaquette y, ya bajo nuestras manos, aquellos míticos y entusiastas participantes de otros talleres (Daniel Valencia, Juan Carlos Eurea y Ricardo Tavares), elaboraron una antología mimeografiada, olorosa a los ladrillos ucabistas, que quizás todavía circule por ahí.
Lo cierto es que poder leer los poemas ya conocidos, ahora bajo el ropaje de la tinta y la impresión, nos enfrenta a una nueva lectura.
A veces, confieso, no reconozco algunos de los textos que ahora han adquirido una nueva condición.
El resultado -lo dice un guía orgulloso y, quizás, nada objetivo- es muy positivo. Pareciera que los poemas se desprendieron, al fin, de sus autores y pasaron a formar parte de ese universo de lectores que siempre queremos suponer o imaginar.
Disfruté mucho, no sólo de la hechura física del libro, que juzgo de factura cuidada y agradable a la vista, del fetiche, pues, sino de cada poema que se permitía presentarse ante mis ojos con absoluta independencia y sensación de vida propia y real.
Lidiar con los personajes de Adalber Salas, integrarme y subyacer en las palabras de Déborah Cordero, tomar con pinzas los poemas de Aristóteles Aranguren (también millonario como aquél, pero éste en imágenes), sufrir con el mundo personal de Víctor Alarcón, curiosear en los entresijos de Bárbara Flores y su imagen viva, volver a codearme con las hormigas y las acémilas de Leonardo Melero, reconocer la feminidad agresiva de María Victoria Moreno, entromparme con los tropos de Raúl Marval, caminar con sigilo entre las líneas del ingeniero-poeta Franco De Paola (que algún día terminará -como Gonzalo Fragui- construyendo un puente con una gran flor en el medio), ver cómo detrás de la intensidad de vida de Santiago Lozada apenas se quieren mostrar sus palabras, y -finalmente- auscultar en los textos de Francisco Catalano para ver qué torcidas ideas se emparejan con los sentimientos, fue -definitivamente-una aventura nueva y muy sentida.
Hoy por hoy Déborah, Leonardo y Raúl se han lanzado al ruedo de la publicaciones de poesía individuales con tres libros, desde ya, entrañables para quien esto escribe: Fisuras (2006), Subterráneo (2007) y La avenida en los labios (2007), todos ellos bajo la égida de la Editorial La Casa Tomada.
Espero, y creo también, en que más temprano que tarde llegarán los primeros libros de Aristóteles, Víctor y María Victoria...
De seguro, unos pasos más atrás, asomarán los del resto de los antologados.El hecho es que ya están inoculados con el veneno de la poesía.
Que ésta nos traiga, entonces, su ponzoña y nos arrime hacia los brazos de la NADA más productiva que conozco.Enhorabuena y los mejores deseos por que sus versos atraquen en puerto seguro. "

Verbos e imágenes
Presentación realizada por:

Francisco Javier Pérez
Academia Venezolana de la Lengua
Universidad Católica Andrés Bello





"Para Nietzsche, la poesía era el don de continuar soñando sabiendo que soñamos. La referencia se anida indirectamente en un ensayo escueto dedicado al más extensivo de los narradores, el atributivo Robert Musil, que escribe Claudio Magris para su inigualable libro: Ítaca y más allá (1982). Buscando entender el diccionario universal, desemboca en la comprensión de su hermana gemela: la poesía. Debe ésta tanto al diccionario como zona inagotable de saberes y debe aquél –y tanto– a la poesía la pureza del verbo y la mácula de la imagen.

Pureza y mancha, imagen y verbo representan la cuarteta indescifrable por donde transita el corazón de cada hombre convertido en palabra. Imagen verbal, verbo imaginario: pureza, palabra, mancha y corazón para entendernos en la volátil permanencia de la poesía; una eternidad cuyo destino es el humo.

“El humo se revela como un animal mitológico”, escribirá Alfonso Reyes, en su libro sobre Mallarmé, el poeta que escribe en su “gabinete de humo”. Prosigue el teórico deslindado hablándonos del humo: “se muerde la cola y undula bajo la campana de la lámpara, y poco a poco se decide a entrar por el embudo; sale por arriba en lenta columna, se aplasta contra el techo, cae rodando –y vuelve a empezar”. La poesía es decidirse a entrar en el embudo, salir por arriba en columna lenta, aplastarse contra el techo de la humanidad, caer rodando en medio de un vórtice violento; siempre, volver a empezar.




Y mientras llega la eternidad de su cansado viaje de siglos recomienzos, sólo existimos en el humo que producen las hogueras más altas de nuestros sentimientos y de nuestras pasiones hechos, unas y otras, sólo con palabras, verbo que busca la imagen para pervivir, dibujo que anhela ese trazo de cerúleo abismo que es la escritura.

Y al lograr escritura de la imagen, sueño siempre soñado del poeta, recupera la imagen de ese sueño al escribirla. Triángulo perfecto: imagen, verbo y escritura nacerán para el hallazgo de la especie indefinida (no definida) que es la poesía.

Estas notas teóricas, dedicadas en partes anímicas iguales a Nietzsche, Musil, Reyes y Mallarmé, constituyen los ventrículos del corazón siempre hecho o por hacerse trizas del poeta: la más perfecta de las realizaciones escriturarias.

Sirven, ahora, y ojalá sirvan más adelante, para anunciar los once verbos y la única imagen que felizmente se constituyen en el libro que presentamos. Publicado por la Universidad Católica Andrés Bello, fechado según colofón en octubre de 2006, La imagen, el verbo. Antología del Taller de Poesía es una selección, con prólogo y notas, del profesor Miguel Marcotrigiano, mentor y artífice del mencionado taller durante los cursos 2003/2004 y 2004/2005.

Domiciliado en la Escuela de Letras de nuestra universidad, el taller dirigido por Marcotrigiano hasta el momento mismo de su partida, en misión doctoral, a la patria adoptiva de Fray Luis de León y de Unamuno -cristos salmantinos de vida y poesía-, ofrecerá, en este libro, su primer resultado bibliográfico.

Lo componen piezas firmadas por los representantes más prometedores del “taller azul” en el que pactaron su nacimiento de poetas, mirando permanentemente a un cielo esperanzador y transitando, también, la angustia de mares no siempre calmos. Los “talleres blancos”, esos convocados por el élan biográfico de Eugenio Montejo para gestar la mejor poesía de la harina (cómo no invocar -¡ay!- los nutricios cereales nerudianos, con sus “noches deshilachadas hasta la última harina”), serán recogida tarea de creación posterior para estos talleristas de lo azul (quizá, el color más inobjetable de la poesía).

Los once nombres, un luminoso endecálogo de verbos tras una imagen, serán nombres de algunos de mis alumnos más queridos y de algunos de mis amigos y colegas más cercanos. Ellos son: Adalber Salas Hernández, Déborah Cordero Rivero, Aristóteles Aranguren Ramírez, Víctor Alarcón Bermejo, Bárbara Flores Lugo, Leonardo Melero Blanco, María Victoria Moreno, Raúl Marval Palacios, Franco de Paola Prato, Santiago Lozada y Francisco Catalana.

Movido por la imposibilidad de recorrer el libro en cada una de estas voces, lo haré valiéndome de fragmentos y disecciones; una alusión al conjunto en la gestión de análisis a la que estoy llamado por formación de teórico y por oficio de estudioso de la lengua.

Como si hiciéramos un viaje al fin de la luz, pautaremos una cuenta regresiva que arranca en el poeta número 11 y que arriba en el poeta número 1, a su singular existencia de libro colectivo.

Las siderales “Vueltas abiertas”, de Francisco Catalano, inventan el viaje. He aquí el álgebra secreta para comprender la danza del poema:

Cuatro palabras
Rodean un cuerpo
Mientras éste da vueltas
Con otros tres cuerpos

Al mundo
Que con dos planetas
Y una estrella
Dan vuelta al poema

Que no es más que
Cuatro palabras
Danzando.



Santiago Lozada ofrece el decurso de la existencia signado por el dulce y triste sabor de la vida en “El último pie de manzana”:

Ella empieza su vida
Con el dulce sabor
De un pie de manzana

El tiempo
Ha hecho escarnios en su piel

Su vista, su control al comer un pie
No es el mismo

La delicia desvanece
Entre labios que antaño sirvieron para besar

Para ella hoy
Es un día triste

Consume
Su último pie de manzana.




Traen encantadoramente la “Lluvia”, los versos de Franco de Paula Prato, para escurrirla entre los ojos más amados:


Me gusta la lluvia cuando estoy triste
Me gusta la puesta del sol cuando estoy triste
Y me gustas tú siempre
Triste o alegre me gusta tu lluvia escurriéndose en mis ojos
Triste o alegre me gusta sentirte en una puesta de sol.



Raúl Marval Palacios hace poemas con títulos que son poemas, como ese que reza que “Hay que tener cuidado con las mujeres que escriben, que aparecen y desaparecen”, toda una filosofía de la percepción femenina y de sus riesgos. Llena sus angostas páginas con largos versos, esos que dejaron de usarse con Berceo y con Darío, para intentar verdades con palabras. Así, dice que “una amante puede trastocar las onomatopeyas más elementales” y, también, ganarnos a la belleza sigilosa del poema.

Ática, María Victoria Moreno revive un escalofrío de belleza y muerte llamado “Pentesilea”, la mujer de la guerra, la forzosa transformación varonil que acude para lastrar la desdicha del que ha sucumbido. Sus versos son sintética y acabada emoción:


Yo tengo la belleza de las flores
Cuando se secan.
Me amarás
Luego de darme muerte.


“Esperaré”, de Leonardo Melero Blanco, surca rutas con verdades y apocalipsis de amor:

Esperaré cobijado por la angustia y la llovizna
Más allá de la comarca en donde nacen las luciérnagas,
Mucho más allá,
Entre brisas y ventiscas
Esperaré a que te decidas
Contemplando en mis recuerdos el reflejo del alba en el
Ámbar de tus pupilas,
Esperaré a conjurar el polvo de las estrellas en la
Humedad de tus cabellos
Mientras las liebres corran,
Los apamates florezcan y la noche suceda al día.




Cabalística y rotunda, Bárbara Flores Lugo ha escrito: “7” (curiosamente, el número que ocupa en esta antología en nuestra cuenta inversa):


Se oyó el quebrar de una botella
Algún gato atropellado
Se acerca el terremoto

Muero en mi mejor momento
Suele pasar.



Víctor Alarcón Bermejo fragua la existencia toda, omega enigmático ganado por la deixis. Lo titula, como un Breton antisurreal: “Ella”; y su palabra manda:



Ella es
Diosa virginal recién nacida que complace a todos
Primer amor de los que tuvieron la dicha de conocerla
Polvo de estrellas que escurre fantasías en la vida de hombres y mujeres
Harina que destruye el pan nuestro de cada día
Espíritu de fiestas dionisíacas protegidas por la noche
Salario de los poderosos que la comercian entre los mortales
Locus Amoenus de los melancólicos, locos y depresivos
Punto de ruptura con la sociedad diurna que nos persigue
Ambrosía de los dioses que mata la carne y revive el alma
Canto de sirenas que cautiva al que lo escucha
Sueño manierista del Greco con un toque psicodélico
Unión del cuerpo y el espíritu en un aroma blanco
Canto de ángeles malignos/ while you’re fixing a hole
Destrucción de las cadenas que te atan a este mundo
Salvación de ricos y pobres y totalmente democrática si la logras alcanzar
Regalo prometeico que cuesta diez vidas
Profeta del placer y la inconsciencia
Luz y vía hacia la muerte.


Los “Sin título” de Aristóteles Aranguren Ramírez, son textos que titulan la existencia con sus letras más agudas. Están ahí para convencernos, versos como:

La piedra que llevo en la mano
Suda
Como el temblor que la sostiene.



Déborah Cordero Rivero nos ofrece nuevas muestras de su sensibilidad íntima y personal, quizá sus valores más incuestionables. Es una poesía expansiva que gana y gana terreno a un mar de playas cuyos nombres inscriben grietas a la ternura. Su poesía, imagen y verbo:

Más de quince mil soles
Han nacido en mis ojos

Mis huellas
Se van haciendo tarde
En estas calles pesadas
Que han sembrado con murallones

Las agujas del reloj tejen sin pausa
Mientras mis llagas limpio
Esas que deja la historia
Tatuadas en la piel

Después de todo
De nuevo amanecerán los cielos

Y siempre regresaré
En el día con gorriones
En la noche con estrellas
Hasta que ya no pueda zafarme.



Por último, el primero: Adalber Salas Hernández y su poesía de sereno gesto literario. Un mundo hecho por los escritores para escribir el mundo en donde el poeta es “Héroe”. Fascinado por la literatura, fascina:


Cuentan que Aquiles añoraba su cuerpo
Recorrido por tajos de bronce
Y envidiaba al mendigo Ulises por haber alcanzado,
Tras tanto artificio y humo, la magra Ítaca.



Baudelaire decía que la aparición de un poeta era siempre entendida como un escándalo en la familia. Este libro signa la aparición de once de ellos, once afortunados escándalos que saludamos con beneplácito y entusiasmo."