sábado, marzo 26, 2011

Dama de niebla

Dama de niebla




Dama de niebla que rondas mis horas mis saltos y mis sábanas


Ebriedad que me persigues a mansalva


Deja la forma sinuosa de tu tejado de palomas sobre mi almohada


cuando amaneces en medio de mi tristeza inútil


como un nido desprendido y todavía cálido de plumas


Extranjera que pusiste entre mis dedos tu cubierta de redes


y la inexpresiva piedad del otoño


Extranjera que me hiciste en tu pecho desenfrenado demonio


y creíste en mi amor inmortal


Pues bien Te amo para siempre


Te amo para siempre porque el instante que te amé es parte de la cuerda de la eternidad


y allí colgamos todavía


No sabrás nunca quién marcó el número de tu desdicha


ni qué tambor indio es éste que suena en la callada noche de tu soledad


No sabrás nunca qué callejuela ni qué rincón devoran al amo de tu melancolía


Perdida en el hastío no sabrás nunca beber otro rumbo que el del recordarme


sobre ti y entre ti


mientras mis cuadernos en blanco descansan en la mesa de tus brumas


y mi perro percibe tu olor en la mano que ahora lo acaricia.






Gustavo Pereira

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