sábado, diciembre 29, 2007

Un texto de Natasha Tiniacos

Natasha Tiniacos, licenciada en Letras (Universidad del Zulia, 2005) Actualmente cursa estudios de postgrado en la Universidad de Carolina del Sur, EE.UU. Ganadora del I premio Nacional Universitario de Literatura 2004, organizado por el Núcleo de Directores de Cultura de las universidades venezolanas. Ha publicado sus poemas y ensayos en diversas revistas impresas y electrónicas, así como en los diarios La Verdad (Maracaibo) y El Universal (Caracas)
En línea está disponible su blog llamado Vademécum:
Es una de las escritoras a tener en cuenta como referencia en la literatura venezolana del siglo XXI.



Imagen del primer libro de Natasha Tiniacos "Mujer a fuego lento" Editorial Equinoccio-USB, Caracas (2006), 72 pp.







Una petición formal


Abrázame sobre una resma de papel blanco desperdigada en la alfombra. Con esto te pido que me tumbes al piso y me quites la ropa mientras voy de caída. Pasa tus brazos por mi cintura en la mitad del camino, como atándome y trayéndome a tu boca. Hunde tu lengua en mi ombligo, bésame el hueco centrífugo. Así vas advirtiendo tu asalto al resto de mi piel y turbando las aguas, aunque no haga falta. Tu recuerdo me humedece como un río y, cuando pienso tu nombre, siento en mí los nervios de los peces alborotados. De ahora en adelante, llámame Orinoco y rémame. Navega que así es como reconcilias mis codos con tus corvas. Cántame al oído el sonido áspero de las palabras invisibles. Lámeme a punta de secretos y descífrate: no quiero tener la menor duda de dónde quedan tus muslos. Quiero aprenderme de memoria el camino a tus tobillos, amasar tu pecho como territorio propio, izar mis piernas sobre tu espalda en señal de mi conquista. Acompáñame, formalmente, te lo pido; a sudar estos pliegos mudos. Hunde el ápice de tu ojo en el abismo de mi mirada. Desliza tu frente por mi cuello. Muerde los lóbulos de mis orejas. Mastica mi pelo. Muévete con mis olas, piérdete entre mis olas, fúgate a los corales, respira hondo y sumérgete. Que las ganas te calmen la sangre y triunfes en la apnea. Abre la ostra y toca la perla, toma la perla y enjóyate. Clávate que lo más blando te clama. Encalla en la orilla de mis huesos pélvicos. Grita mientras me sacudo y te dejo seco sobre las hojas lívidas.

Natasha Tiniacos




2 comentarios:

Ophir Alviárez dijo...

Hay peticiones de peticiones y ésta, guao! La había leído, pero siempre es sabroso redescubrirse en palabras y sobre todo en sensaciones. Natasha lo sabe y hace del texto un escenario perfecto para empezar, para seguir...

Muy buena reseña, señorito.

OA

Leonardo Melero dijo...

Natasha es una maestra de la literatura!
No en vano digo que es desde ya una figura referencial a tomar en cuenta en este siglo, y eso que apenas está en sus primeros pasos, espera unos cuantos años y verás.
Un beso.
Leonardo.