Artículo publicado en el blog Ocurre a Diario por Miguel Marcotrigiano el martes 22 de mayo de 2007
Las estrellas y el neón: a propósito del primer libro de Leonardo Melero
Tomando en cuenta su estructura y su temática, existen dos tipos de libros de poesía: los libros de poesía, propiamente, que están construidos en torno a uno o varios ejes temáticos y los poemas, entonces, se organizan en un solo bloque o en varias partes que se complementan; y los poemarios, suerte de colección de poemas que, generalmente, han sido producidos en un período determinado y, luego, su autor los recoge bajo un título. A estos últimos pertenece Subterráneo (La Casa Tomada, 2006), el primer libro de Leonardo Melero Blanco.
Salvo servir de cobijo nominal al conjunto de textos, el título no es indicial de lo que vamos a conseguir después. La temática es variada, yendo desde el asunto amoroso, pasando por las reflexiones personales, hasta llegar a cuestiones de índole histórica o social. Incluso, aunque podamos identificar estos clasemas, en el libro no aparecen los textos agrupados en partes contentivas de núcleos temáticos, sino que se dispersan caprichosamente a lo largo de sus páginas. Así, junto al poema pórtico del trabajo, “A veces las hormigas”, donde se reflexiona sobre el hombre a partir de estos pequeños insectos, encontramos un texto sobre el 11 de marzo en Madrid (“11-M”), y la tragedia que supone el peligro del terrorismo como ente que altera y rige la vida en constante zozobra del hombre del siglo XXI.
Sin duda, el mayor acierto de Subterráneo se encuentra en aquellos poemas en los que elementos referenciales de la era que vivimos (la tecnología y toda su jerga), son motivo de preocupación para el hablante y, a un tiempo, casi exclusivo modo de expresión. En la cibernética se traduce nuestra realidad actual y es desde ella como asumimos el mundo, exterior e interior. Objeto y sujeto parecen confundirse en un mismo símbolo y el hombre, con toda su carga de humanidad a cuestas, se resuelve en este nuevo lenguaje que desde finales del siglo XX se ha tornado necesario para la supervivencia.
A la vez, podemos leer entre líneas como una cierta nostalgia por tiempos más lentos, contemplativos, en los que la naturaleza era el referente obligado y la manera como podíamos interpretar el mundo. La luz de las luciérnagas (o de las estrellas) compite en franca lid con el neón que invade las ciudades o sirve de anuncio en un solitario negocio de carretera. Hemos visto el fenómeno de las aves de ciudad que, estimulada por la luz artificial, cantan a un nuevo día que no ha comenzado aún. Este engaño al orden natural de las cosas ha devenido ley nueva. No es raro, entonces, que convivan en un poema la sustancia lírica y el lenguaje al servicio de la tecnología, propio de estos nuevos tiempos...
Sólo por hoy
Hoy le quitaré las baterías a mi cepillo de dientes,
evitaré comer cereales procesados con colores de tío vivo,
mantendré mi celular apagado y no escucharé sus tonos prepagados,
no revisaré mis e-mails y
apagaré mi palm.
Precisamente hoy dejaré de lado la tecnología y la conexión por bluetooth.
Sólo por hoy, mi gato no comerá alimentos concentrados y ya no será un súper héroe,
me olvidaré de los amortiguadores de mi carro,
del comportamiento de la bolsa y del rendimiento de los bonos.
Hoy mandaré a la porra las promociones de Visa y Master Card, que siempre ganan aquellos que más gastan.
Hoy no veré a Claudia Palacios narrando las noticias en CNN,
ignoraré al microondas y a las palomitas de maíz con sabores de enchiladas.
Hoy me ahorraré el costo que pago por todo aquello que acabo de mencionar, mañana ya veremos…
Miguel Marcotrigiano L.
Poema de Leonardo Melero B.
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