ENTREVISTA | RUTH HERNÁNDEZ BOSCÁN, POETA
"Coloco al poema como oráculo"
"Gramática de piedras es un poemario en el que me acerco a mis padres poéticos. Una vuelta a los ancestros"
DANIEL FERMÍN , RUTH HERNÁNDEZ BOSCÁN , POETA | EL UNIVERSAL
sábado 21 de enero de 2012 12:00 AM
Ruth Hernández Boscán (Caracas, 1970) tiene algunos libros en su consultorio. Wislawa Szymborska, Haruki Murakami, Irene Nemirovsky. Todos acompañan a la sicóloga en su cotidianidad. Pacientes y autores, problemas y libros. Junto a ellos, una foto de su abuela y hermanas. La misma que está en la portada del poemario Gramática de piedras, que presentó el mes pasado.
La autora venezolana, ganadora del Premio Monte Ávila de Poesía para Autores Inéditos en 2005, retorna al pasado en su libro reciente. El amor, los sueños, el vacío, las ausencias, los miedos. Todo está ahí, en versos que llaman a la puerta. "Lo he perdido todo tantas veces / el asunto / es cobijar la soledad entre multitudes".
-¿La poesía le sirve a usted a modo de terapia?
-No exactamente. No es un modo de drenar. Soy psicoanalista de orientación lacaniana. Para formarnos es necesario pasar por un psicoanálisis personal de muchos años. Y este libro obedece a un final de ese proceso. Escribo sobre sus conclusiones. Muchos de esos temas, ya llevados a poemas, son el resultado de un proceso de elaboración que he hecho.
-¿Y los conflictos de sus pacientes no influyen?
-No creo. Puede ser que haya escrito algo movida por algún tema o suceso con el que me haya enfrentado acá en la clínica, pero no es lo usual.
-¿Quien acuda a un poema habrá de descifrarlo?
-Eso lo digo en uno de los versos del libro. De alguna manera, yo coloco el poema como oráculo, pero en el sentido paradójico que tienen todos los oráculos. Al final, el que se responde es el que consulta y no es el oráculo el que da la respuesta. Así como aquel que se aproxima a un poema, toma de él lo que lo toca.
-Su libro tiene un tono femenino. ¿La poesía se puede etiquetar por géneros?
-Eso es un debate que tiene tiempo. Si ponemos sobre la mesa poesía, sin saber quién es el autor, sería difícil decir si un poema fue escrito por un hombre o por una mujer. Lo que pasa es que hay temas que abordan más las mujeres, pero no creo que se pueda hacer una diferencia entre géneros.
-¿El amor es un tema fácil de abordar en poesía?
-No. Si algo tiene lo amoroso es que roza lo indecible. Es difícil abordar el tema amoroso sin caer en lo cursi, o en lo repetitivo. Que el poema diga algo más que no esté ya en otro tipo de poesía amorosa.
-¿Qué papel tiene la mujer en la poesía actual?
-La respuesta que te daré es un poco sesgada. Me gusta más la poesía escrita por mujeres. Y en la actualidad hay tantos sucesos o situaciones a las que se enfrenta el ser humano que requieren de un decir, de un poner en palabras, que la poesía ha tenido un renacer. Se escribe muchísimo. En Venezuela ves la cantidad de poesía, de talleres literarios que hay. De a poco se retorna a la poesía como modo de expresión.
-¿Usted es feminista?
-No. Ni machista.
-A propósito del título: ¿Qué tipo de conversación puede tener una piedra?
-Hay un poema de Wislawa Szymborska que causa mucho el libro. Ella y Eugenio Montejo, que era un amigo entrañable. También Elizabeth Schön. Este es un poemario en el que yo me acerco mucho a los que son mis padres poéticos. Quienes fueron mis lecturas primeras, quienes fueron mis maestros. No es casual que la foto de la portada del libro es una foto de mi abuela y sus hermanas. Es un poemario en el que me estoy yendo hacia atrás. Es una vuelta a los ancestros. Y ahí están Wislawa y Eugenio dialogando con piedras.
-Wislawa Szymborska dijo que con Rilke comenzó su fascinación por la poesía. ¿Cómo inició la suya?
-Con Hanni Ossott. Es una de las primeras poetas que leí. Cambió muchas cosas en mí. Mi modo de percibir el mundo, mi gusto por la lectura. Fue una de las primeras aproximaciones a la poesía que tuve.
dfermin@eluniversal.com
La autora venezolana, ganadora del Premio Monte Ávila de Poesía para Autores Inéditos en 2005, retorna al pasado en su libro reciente. El amor, los sueños, el vacío, las ausencias, los miedos. Todo está ahí, en versos que llaman a la puerta. "Lo he perdido todo tantas veces / el asunto / es cobijar la soledad entre multitudes".
-¿La poesía le sirve a usted a modo de terapia?
-No exactamente. No es un modo de drenar. Soy psicoanalista de orientación lacaniana. Para formarnos es necesario pasar por un psicoanálisis personal de muchos años. Y este libro obedece a un final de ese proceso. Escribo sobre sus conclusiones. Muchos de esos temas, ya llevados a poemas, son el resultado de un proceso de elaboración que he hecho.
-¿Y los conflictos de sus pacientes no influyen?
-No creo. Puede ser que haya escrito algo movida por algún tema o suceso con el que me haya enfrentado acá en la clínica, pero no es lo usual.
-¿Quien acuda a un poema habrá de descifrarlo?
-Eso lo digo en uno de los versos del libro. De alguna manera, yo coloco el poema como oráculo, pero en el sentido paradójico que tienen todos los oráculos. Al final, el que se responde es el que consulta y no es el oráculo el que da la respuesta. Así como aquel que se aproxima a un poema, toma de él lo que lo toca.
-Su libro tiene un tono femenino. ¿La poesía se puede etiquetar por géneros?
-Eso es un debate que tiene tiempo. Si ponemos sobre la mesa poesía, sin saber quién es el autor, sería difícil decir si un poema fue escrito por un hombre o por una mujer. Lo que pasa es que hay temas que abordan más las mujeres, pero no creo que se pueda hacer una diferencia entre géneros.
-¿El amor es un tema fácil de abordar en poesía?
-No. Si algo tiene lo amoroso es que roza lo indecible. Es difícil abordar el tema amoroso sin caer en lo cursi, o en lo repetitivo. Que el poema diga algo más que no esté ya en otro tipo de poesía amorosa.
-¿Qué papel tiene la mujer en la poesía actual?
-La respuesta que te daré es un poco sesgada. Me gusta más la poesía escrita por mujeres. Y en la actualidad hay tantos sucesos o situaciones a las que se enfrenta el ser humano que requieren de un decir, de un poner en palabras, que la poesía ha tenido un renacer. Se escribe muchísimo. En Venezuela ves la cantidad de poesía, de talleres literarios que hay. De a poco se retorna a la poesía como modo de expresión.
-¿Usted es feminista?
-No. Ni machista.
-A propósito del título: ¿Qué tipo de conversación puede tener una piedra?
-Hay un poema de Wislawa Szymborska que causa mucho el libro. Ella y Eugenio Montejo, que era un amigo entrañable. También Elizabeth Schön. Este es un poemario en el que yo me acerco mucho a los que son mis padres poéticos. Quienes fueron mis lecturas primeras, quienes fueron mis maestros. No es casual que la foto de la portada del libro es una foto de mi abuela y sus hermanas. Es un poemario en el que me estoy yendo hacia atrás. Es una vuelta a los ancestros. Y ahí están Wislawa y Eugenio dialogando con piedras.
-Wislawa Szymborska dijo que con Rilke comenzó su fascinación por la poesía. ¿Cómo inició la suya?
-Con Hanni Ossott. Es una de las primeras poetas que leí. Cambió muchas cosas en mí. Mi modo de percibir el mundo, mi gusto por la lectura. Fue una de las primeras aproximaciones a la poesía que tuve.
dfermin@eluniversal.com
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